Espectro taurino: Mentiras... y más mentiras
Sábado, 28 May 2016
México, D.F.
Jorge Raúl Nacif | Opinión
La columna de todos los sábados
Siempre hemos sido defensores de la libertad de pensamiento y, por ende, de la libertad de expresión, y además en la variedad y formas de entender de la vida se manifiesta una gran riqueza, partiendo de la base que, en el terreno de la opinión, pueden existir diversos puntos de vista.
Sin embargo, a veces olvidamos todos que los derechos conllevan responsabilidades. En este terreno, y máxime en el espacio público, para poder ofrecer un punto de vista y o afirmación alguna existe la obligación de conocer el tema del cual hablamos; es decir, apegarnos a la verdad.
En lo personal siempre hemos respetado a los antitaurinos, dado que el toreo o cualquier ámbito de la vida no debe gustarle a todo el mundo, y no pretendemos siquiera que entiendan esta gran pasión que algunos de nosotros sentimos y que se convierte, en realidad, en una forma de vivir.
Lo que nos molesta en demasía es que se argumente en contra de los toros a través de mentiras... y más mentiras. Tal parece que, al carecer de argumentos sólidos, no pocos activistas antitaurinos recurran a lo falso, propagando entonces la ignorancia y aquello que carece de validez.
Y en este océano de mentiras que van pululando por ahí, se aprovechan de la difícil situación que atraviesa un hombre como Rodolfo Rodríguez "El Pana" para seguir inventando, lo que habla de la escasa calidad moral de esta gente y de la incoherencia en su supuesta defensa de los animales o la "vida".
La nota inventada por el redactor Alexander Garín Rojas (porque nos consta que es un invento, dado que El Pana ni siquiera puede hablar) no solamente se desinforma, sino que se aprovecha del desconocimiento de no pocos lectores y constituye una aberración para la profesión periodística y para el concepto de lo que significa la honestidad.
Ya entrando en este tema, totalmente deshonesto es y ha sido siempre ese tal Leonardo Anselmi, que ahora difunde perversamente esta desinformación. En fin... mentiras y más mentiras. Que defienda sus ideas, nadie se lo impide, pero que no lo haga con aberrantes falsedades, sino embistiendo por derecho.
Al no cumplir con la responsabilidad y las obligaciones, el derecho de opinar se ve mermado. El mundo y las sociedades actuales pregonan en voz alta las libertades, y eso está muy bien, pero en voz baja ocultan las responsabilidades. Menudo pensamiento de pacotilla.
Bien dicen que aquellas personas de mente más cerrada... son las de boca más abierta. Y como dijo el poeta inglés Alexander Pope, "el que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera".
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