Fermín Rivera condimenta su toreo (video)
Domingo, 13 Dic 2015
México, D.F.
Juan Antonio de Labra | Foto: Checo Hidalgo
Dio sendas vueltas al ruedo tras dos artísticas faenas
La Temporada Grande que ha hecho Fermín Rivera en la Plaza México ha estado marcada por una pizca de garra que hacía falta a su elegante estilo, y de haber estado fino con la espada, hoy hubiese salido a hombros, un detalle que remarcaría ese buen paso en esta interesante etapa de su carrera.
Y ciertamente no es fácil matizar una forma de pensar –y a veces también de sentir– cuando ya se tienen diez años de alternativa y una manera de pensar y proceder bien esquematizada. De tal suerte que se agradece ese afán de superación del potosino para añadir una mayor enjundia a su toreo, que de suyo está marcado por la clase.
Y hoy realizó dos faenas importantes, de menos a más, ante el único lote potable de una corrida deslucida y floja de Villa Carmela, en la que hubo esos dos toros nobles cuyos números fueron inscritos en el mismo papel de fumar que se llevó Rivera en el sorteo.
Ya desde el lucido quite por fregolinas al primero, Fermín dejó ver unas muñecas muy suaves, y en el mismo tenor hizo esa faena sobria, delicada, en la que trató de alargar las series con tan buen temple que no derribo al toro, que embestía despacio y con calidad a la muleta del torero de dinastía.
Las series tuvieron un magnífico acabado, porque fueron ceñidas y limpias, de trazo diáfano y mucho sentimiento. La gente percibió la entrega de Fermín, y su inteligencia para tirar del toro y hacer el toreo despacio, el que está lejos de los artificios y se fundamenta en los naturales y los redondos de cintura rota, muy asentado, abrochando las series con señeros pases de pecho.
El pinchazo que antecedió a la magnífica estocada no debió ser impedimento para concederle la oreja que pidió la gente, pero ahora, la autoridad parece que ya comprendió que en la Plaza México hay que ser más serios a la hora de conceder los trofeos, se mantuvo en su decisión y
Fermín tuvo que dar una ovacionada vuelta al ruedo, digno premio a una faena de alto nivel.
El quinto de la tarde fue un toro un tanto incierto de salida, pues se escupía de las telas y se mostró distraído en banderillas. Pero más tarde rompió a embestir gracias a que Fermín le dejó la muleta en la cara y tiró de él en muletazos recios en los que acompañó las embestidas con el pecho. Y a base de colocación y temple, enceló al toro muletazos largos y templados, coreados por un público que recibió con mucho agrado esta nueva mentalidad de un torero académico, que ya entendió que es preciso romperse para conseguir una expresión más emotiva.
Una vez más estuvo mal con la espada en el primer viaje, pues atravesó al toro, antes de colocar otra estocada de ejemplar ejecución, y se tuvo que conformar con dar otra vuelta al ruedo en una tarde de la que debió salir a hombros tras mostrar esta faceta renovada de su bella manera de torear.
Daniel Luque y Sergio Flores trataron de gustarse y transmitir delante de cuatro toros deslucidos, siendo la faena del tlaxcalteca al tercero la de mayor redondez, aunque al final terminó desdibujándose un poco tras sufrir una voltereta.
Aquella pasmosa seguridad de Sergio se hizo evidente con un ejemplar que comenzó bien y no terminó con la misma entrega, y hasta mediada la faena las cosas le iban saliendo muy bien porque se puso en el sitio y toreó con largueza. Pero luego vino también un desarme, después de la voltereta, y todo cambió.
El inválido sexto apenas y le permitió mostrarse en una faena breve por necesidad, similar a la que Luque hizo a los dos toros de su lote, siendo las series que dio al toro castaño las de mejor acabado y mérito, pues se metió entre los pitones para sacarle los pases con una gran honradez profesional.
Con el santo de espaldas vino Rodrigo Santos a torear a La México, pues no sólo se encontraba maltrecho tras la paliza sufrida la víspera en Morelia, sino que de salida vio como el precioso toro de Villa Carmela que abría plaza se partió un pitón.
Y más tarde, una vez que se corrió el turno, enfrentó a un toro corraleado de Marco Garfias, que al comienzo de la lidia hizo cosas muy raras, impidiendo al otro potosino del cartel clavar los rejones de castigo en buen sitio. Una vez que el toro se "calentó" comenzó a embestir por oleadas, pegando fuertes y peligrosos arreones y echando la cara muy alta en los embroques, queriendo bajar al jinete de sus cabalgaduras.
La lidia se complicó mucho y Santos trató de echar mano de recursos con escasos resultados, aunque, eso sí, con ese férreo temperamento que ha sido uno de los atributos de su exitosa carrera.
La gente percibió el peligro que tenía el toro y hubo un momento en que jaleó la esforzada actuación del rejoneador en banderillas, pero más tarde se metió con él cuando estuvo errático con el rejón de muerte, y también tras matar de una estocada trasera y caída con la que finalmente se pudo quitar de enfrente al marrajo.
Hemos de insistir que es necesario que se celebre una corrida de rejones en La México: una tercia, donde los tres rejoneadores del cartel tengan oportunidad de lidiar dos toros, y evitar así que se suscite una circunstancia tan negativa como la que se tuvo que tragar Rodrigo el día de hoy en el coso de Insurgentes. Para su mala fortuna.
Ficha México, D.F.- Plaza México. Novena corrida de la Temporada Grande. Menos de un cuarto de entrad (unas 6 mil 500 personas) en tarde agradable. Seis toros de Villa Carmela, bien presentados, de armoniosas hechuras, pero de poco juego en su conjunto, salvo el 1o. que tuvo una gran clase y el 4o. que fue a más. Y un sobrero (4o., de rejones), de Marco Garfias, manso y complicado. Pesos: 490, 526, 500, 491, 503, 500 y 480 kilos. El rejoneador Rodrigo Santos: Pitos. Fermín Rivera (canela y oro): Vuelta tras petición en su lote. Daniel Luque (azul marino y oro): Silencio en su lote. Sergio Flores (azul marino y oro): Silencio en su lote. Incidencias: El 1o., de Villa Carmela, para rejones, se partió un el pitón izquierdo de salida, al rematar en un burladero, y cuando estaba por ser devuelto a los corrales se partió el otro pitón al rematar en la barrera. Se corrió el turno para que pudieran arreglar al sobrero, de Marco Garfias, y se jugó en cuarto lugar. Salió como sobresaliente del rejoneador Pablo Samperio, que no intervino en la lidia.
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