La tónica del certamen “Descubriendo un torero” en Pachuca, fue no sólo las de las espadas de palo de los novilleros que pasaron, sino también el corazón de los muchachos que pisaron el ruedo de la “Vicente Segura”. Entre la suma de más y la resta de menos, a la postre hubo cosas interesantes, y esta tarde de viernes no fue la excepción y hubo cosas interesantes.

También, en esta tercera y última novillada, la entrada registrada en los tendidos fue como en las anteriores, de gente poco asidua pero que iba apoyando a alguno de los toreros.

Al complicarse de último momento el tema de la selección de los novillos, se lidió en cambio casi completo un encierro de Huichapan que se dejó bien en términos generales, con sus matices, aunque destartalados de hechuras dos de ellos, completando una res de Brito, que se puede decir fue el mejor en juego.

Abrió plaza Xavier Gallardo, que saludó con una larga de hinojos en tablas a un novillo que salió con el pitón derecho flojo pero que el juez no apuntó y que así se lidió (finalmente, nadie lo protestó). En el primer encuentro con el picador salió suelto, pero luego se quedó a pelear y sirvió para que le hicieran un quite Vite por tapatías, y una réplica de Gallardo con el quite de Oro.

En la muleta al novillo le costaba repetir por el derecho, quizá porque se sentía incómodo por la condición de estar lastimado. Aún así, a base de pisarle el terreno, el novillero le extrajo algunos buenos ayudados que agradaron. Por el pitón izquierdo también tuvo fijeza la res pero cuando tomaba el engaño lo hacía con violencia, temperamento y acostándose por momentos.

Le corrió la mano con largueza y después, por momentos el novillero acusó la falta de torear al embarullarse, alargando el trasteo, despachando al animal luego de varios pinchazos, para salir al tercio.

Fernando Gómez Vega se enfrentó a un novillo con el poco hizo con el percal pues la res topaba, se defendía. De muleta comenzó con muletazos por alto quedándose muy quieto y sin enmendar el terreno. Luego, trazó muletazos con calidad, con buen concepto, a un novillo  que fue de menos a más, (degollado) que se desplazaba.

Hubo naturales largos, sentidos, y sin duda con dos buenas tandas que fueron las que llegaron al tendido. Después, tuvo momentos el trasteo, pero es decir, no siempre fue consistente. También falló con el acero y fue silenciado.

Con afición se mostró Héctor de Ávila ante el tercero, que lo recibió con un farol y cuatro largas de rodillas en los medios, a un bravo novillo de Brito que se empleó bien en varas. De muleta no todo el trasteo tuvo estructura, hubo momentos, destacando una tanda por el pitón derecho bien lograda, sentida, en la que llevó con impecable temple a la res, que exigía técnica y conocimiento, y que en ese instante puso de acuerdo a la concurrencia.

El afán del torero no siempre estuvo acompañado de pulcritud ni de bien hacer, pero el público le agradeció su disposición. Se llevó algún achuchón y marró también con el acero hasta escuchar un aviso. Hubo algunas palmas en el arrastre a la res, mientras que el novillero salió al tercio.

Cerró plaza Pablo Vite, que repetía tras triunfar la semana anterior, y lo hizo resentido de la tunda que recibió en el festejo referido, de dos vértebras de la cerviz  y una costilla sumida, cosa que no le mermó las ganas de torear y hacer el esfuerzo. Veroniqueó a un novillo incómodo de salida en su embestida que peleó bien en varas, luego de llevarlo por tapatías, que le “salieron” un poco más movidas de lo que es su interpretación.

Se prolongó en el inicio de faena al probarlo, y luego, de mitad de faena en adelante fue cuando se acomodó más ante un animal que fue a más, al que corrió la mano por el derecho con largueza, pero que cuando en una ocasión que le trompicó el engaño la res tiró un hachazo que le rasgó la taleguilla.

Algunos molinetes, otros naturales, y fallas también con el acero, pero sin perder el favor del público que le aplaudió con fuerza, que tuvo la recompensa de la vuelta al ruedo. Hubo fuertes palmas en el arrastre al novillo