La corrida del 76 aniversario de la Monumental Monterrey fue suspendida tras la muerte del tercer toro de la tarde, al caer un intenso aguacero que dejó en malas condiciones el ruedo; Enrique Garza, Juan Fernando y Gerardo Adame lidiaron un ejemplar cada uno, habiendo escuchado palmas.

La degustación del banquete taurino que  la empresa de la Monumental Monterrey ofreció con motivo de su 76 Aniversario, apenas dio pie al aperitivo, a la entrada y el primer plato, ya que el plato fuerte, el postre y el digestivo quedaron para mejor tarde.
 
Un diluvio proveniente del Cerro de la Silla cayó en la zona centro de Monterrey justo cuando el tercer espada, Gerardo Adame, daba muerte a su primer enemigo de certero estoconazo sin puntilla, haciendo que la gente se olvidara de sacar algún pañuelo buscando antes que nada ponerse a salvo de las gruesas gotas de lluvia que en segundo se convirtieron en un autentico baño de agua fría.
 
Si bien el cartel resultaba flojo a todas luces, con la presencia del experimentado Enrique Garza y los noveles Juan Fernando González y Gerardo Adame, la afición hizo una entrada de aproximadamente cuatro mil aficionados dispersos en el tendido de Sombra y pocos en el agobiante Sol.
 
Garza había recibido al primero de la tarde, "Incansable", de la ganadería de San Miguel de Mimiahuápam, con asentados lances con el percal en los círculos concéntricos, al  bravo guanajuatense que dio pelea en el caballo y vino apretando a más en el segundo tercio cubierto vistosamente y fácil por el diestro de Cadereyta.
 
Su faena que comenzó por doblones, poco a poco fue ganando calado en el tendido en los derechazos y cambios de mano por la espalda, antes de abrochar la labor con series por el otro lado, en los que materialmente el burel barría la arena con los belfos. Con la oreja prácticamente en la bolsa, Garza falló en el primer viaje con la toledana y usó la espada corta hasta en dos ocasiones, antes de escuchar aplausos del respetable.
 
Con el sol en todo lo alto, el regiomontano Juan Fernando dio el saludo capotero a "Ganador", un toro de suave embestida y con el que se dio gusto lanceando por chicuelinas en los medios, serie que remató con la rebolera.
 
El quehacer taurino del regiomontano fue quizá lo más torero y artístico en su conjunto, al correr la mano por ambos lados con elegancia, clase y temple, pero un poco distanciado del astado. Como su alternante, un pinchazo antes de la estocada en buen sitio dieron cuenta de la vida del astado. Aplausos.
 
Vino entonces Gerardo Adame vestido elegantemente de plata con pasamanería en blanco, para enfrentar a "Integro", un toro de bonitas hechuras y al que lanceó en una nube de polvo ocasionada por un viento que inexplicablemente le dio un giro a la tarde, presagiando la descarga de los negros nubarrones.
 
Fue entonces cuando el de Aguascalientes inició su trasteo con doblones y muletazos por ambas manos, adornados y rubricados con estoicas manoletinas al final de una faena en la que los gritos de negación del público, animaban al torero a seguir toreando al verle perfilado con la espada. Vino entonces la suerte suprema, pinchó como sus alternantes y luego dejó un estoconazo hasta las cintas que ocasionó el derrame inmediato del astado que rodó a sus pies.
 
Apenas dio tiempo a que el cachetero oficiara con la puntilla cuando finalmente la descarga del vital liquido hizo correr a todo mundo, buscando las puertas de salida, olvidándose de pedir la oreja prefiriendo ponerse a salvo.
 
El cuestión de minutos el ruedo quedó anegado e hizo imposible que la lidia continuara, una vez que los espadas salieron a supervisar las condiciones de la arena.
 
Así fue como el suculento platillo se enfrió y los chefs decidieron que el plato fuerte, el poster y el digestivo se quedaran guardados en los cajones ante la desilusión de los comensales que asistieron a la fiesta de la veterana Monumental, cuyo aniversario se celebra realmente el día 29 de agosto.