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Reveladora actuación de El Zapata

Domingo, 15 Sep 2019    Zacatecas, Zac.    Juan Antonio de Labra | NTR          
Cortó tres orejas y cuajó un par de banderillas inolvidable
La improvisación es un bien escaso en el toreo de nuestros días. Por ello, cuando un torero decide abandonarse y sentir, emocionarse para emocionar, cualquier pasaje de la lidia se convierte en una auténtica novedad para el público, y más aún si está se salpica de detalles nunca o poco vistos.

En estas breves líneas se resume la reveladora actuación de Uriel Moreno "El Zapata" de hoy en Zacatecas, un torero que atraviesa por el mejor momento de su carrera, la que ha fraguado a base de tesón y esfuerzo, quizá sin el reconocimiento que, por méritos propios, debería de gozar a estas alturas.

Y esta tarde, quizá más más que nunca, por tratarse de una plaza monumental, el importante triunfo que cosechó, sea el mejor argumento para llamar la atención de otras empresas, que tendrían en este torero un "producto" tan renovado como interesante para el público.

Al margen de que Uriel pudiera entrar en combinaciones al lado de distintas figuras extranjeras como "primer espada", se ha consolidado como un torero maduro, que atesora un concepto más afinado de lo que siempre había venido buscando, con esas reminiscencias de una tauromaquia de otro tiempo, cuyo clasicismo nunca pasará de moda.

En esta tarde zacatecana, el tlaxcalteca demostró que la veteranía es un grado, y se les fue por delante a sus compañeros de cartel al cortar tres orejas de ley, ganadas con sólidos argumentos expresivos, en los que la lidia precisa, estructurada y emocionante, tuvo mucho que ver en el desenlace de los resultados.

Al toro que abrió plaza, un cornipaso que fue manejable pero duró poco, le tumbó una oreja tras una faena concisa a la que no le sobró ni le faltó nada. Y como mató de una estocada eficaz, demostró la valía de ese recurso tan significativo, como es el de la espada. 

Ya con el público a favor, enfrentó al quinto de la tarde, de la divisa de Arroyo Hondo que, por sus hechuras, denotaba una ascendencia en Jandilla, y no fue nada fácil porque embestía pegando arreones, sin entregarse, y con una conducta que obligaba al toreo a estar alerta.

El tercio de banderillas había sido tan espectacular y variado como el primero, pero al final, Uriel, que no quería irse de esta tierra sin clavar el par "monumental", insistió en unos terrenos sumamente comprometidos, a un costado de la puerta de toriles, donde cuajó un par de banderillas inolvidable, de esos que la gente que estaba en la plaza recordar el resto de su vida.

Tanto el público como El Zapata no daban crédito a lo que había ocurrido, y fue tal la emoción que generó este momento, que lo obligaron a dar una aclamada vuelta al ruedo. Acto seguido, y tras un breve brindis a la gente, se dirigió a nuestro compañero Horacio Reiba, al que dedicó bonitas palabras antes de arrojarle su montera.

Cuando los brindis se hacen con el compromiso del respeto y la admiración, generalmente las faenas que se realizan conllevan una carga especial, y así fue como Uriel afrontó la lidia de este toro del que sabía que no le iba a regalar ninguna embestida.

Los muletazos por alto de costado del inicio, en los medios del redondel, y los ceñidos péndulos, ejecutados con un estilo muy personal, se sumaron a aquellas hermosas largas cambiadas de rodillas, en la que el acento del tlaxcalteca consistió en cambiar el capote de mano, armoniosamente, en el instante previo a pasarse el toro por un costado.

Todo este compendio de torería contribuyó a redondear una actuación digna de ser tomada en cuenta, en la que también el manejo de la espada supuso el mejor colofón ya que al quinto le recetó una excelente estocada.

A la salida de la plaza, y tras haber ganado el trofeo de la Banderilla de Plata que estaba en disputa, El Zapata se sentía feliz de haber tenido esa comunicación con la gente, a la que hizo disfrutar con una tauromaquia que deslumbró en su forma y en su fondo.

De los demás toreros del cartel, resulta innegable afirmar que salieron a entregarse, y estuvieron, en general, por encima del escaso juego que ofreció la corrida de Valparaíso, de la que el cuarto, que correspondió a Edgar Badillo, fue el único toro con calidad para haber abierto la Puerta Grande.

A pesar de su falta de torear, Badillo mostró ambición e intentó, con sus recursos, estar a la altura de este compromiso, que a partir de ahora le abrirá nuevas posibilidades de seguir creciendo.

Cabe destacar algunos pasajes de la faena a ese toro, así como el tercio de banderillas que cubrió con facilidad, en medio del entusiasmo de un público que lo alentó, inclusive delante del octavo toro de esta larga función en la que su actitud lo mantuvo a flote.

El Chihuahua debutaba en esta plaza y, lamentablemente, no tuvo opciones de lucimiento delante de dos toros que se defendieron. Desde luego que se afanó en agradar en todo momento, pero sin conseguir lo que él esperaba. De cualquier manera, la gente lo premió con una cariñosa vuelta al ruedo a la muerte del tercero, al que de haber matado de una estocada mejor colocada, seguramente le hubiese cortado una oreja.

Jorge Delijorge tuvo una actuación sumamente digna y luego de hacer una primera faena interesante al primero toro de su lote, con el sexto estuvo muy variado con el capote, ya que recibió al toro con tres largas cambiadas en los medios y después lo llevó al caballo mediante unas tapatías, para más adelante hacerle una faena en la que procuró hacer bien las cosas.

Su deficiente manejo de la espada, y la mala suerte de que el puntillero le levantar al toro, generó unos injustos pitos de un sector de la gente que no supo valorar su esfuerzo en una tarde donde brilló el talento creativo y la sinceridad de un torero como El Zapata, que hoy conquistó al público de Zacatecas.

Ficha
Zacatecas, Zac.- Plaza Monumental. Tercer festejo de feria. Corrida de la Banderilla de Plata. Dos tercios de entrada en tarde agradable. Seis toros de Valparaíso, bien presentados, en tipo, de juego variado, de los que destacó el 4o. por su clase, y dos de Arroyo Hondo (5o. y 6o.), remiendo del hierro titular. Pesos: 478, 479, 441, 470, 463, 469, 470 y 480 kilos. Uriel Moreno "El Zapata" (marfil y oro): Oreja y dos orejas. Jorge Delijorge (palo de rosa y oro): Silencio y pitos tras aviso. Antonio García "El Chihuahua" (azul petróleo y azabache): Vuelta con petición y palmas. Edgar Badillo (blanco y oro): Oreja y leves palmas. Incidencias: El Zapata ganó la Banderilla de Plata que estaba en disputa. El festejo fue amenizado por la banda de Tacualeches, y no por la Banda Sinfónica de Zacatecas, titular de esta plaza.


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