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"Las fatiguitas" de José Tomás

Sábado, 22 Jun 2019    Granada, España    Juan Antonio de Labra | Enviado   
Hoy torea en Granada después de un año sin vestirse de luces
El 29 de junio de 2018 José Tomás se vistió de luces por última vez en la plaza de Algeciras. Y de eso ha pasado ya casi un año; doce meses de "ausencia-presencia", que son inseparables para un torero que, si no torea se habla de él por eso, y que, cuando torea, también se habla de él por eso.

Es como si con esta actitud "tan suya", casi imposible de calificar de otra manera, el de Galapagar evocara aquellos versos del poeta granadino al que tanto se quiso en México, como lo fue Manuel Benítez Carrasco: "Qué fatiguitas de muerte/ lo mismo cuando te veo/ que cuando dejo de verte..." 

Y es el eco de ese juego de palabras lo que se resume en esa "ausencia-presencia" de José Tomás, que a sus 43 años y 23 de alternativa, sigue siendo el torero más trascendente de lo que va de siglo. Y para ello no le ha hecho falta estar temporada tras temporada en candelero; una y otra tarde, sumando fechas y "dando la cara", como le exigen sus detractores –que los tiene, y muy furibundos cuando torea– para seguir vigente.

Su vigencia radica en la profundidad de su arte, sin duda. Y aunque sea como el Cometa Halley, que pasa de vez en cuando, ilumina el espacio. Porque no sólo llena las plazas cuanto torea, sino también los hoteles, los restaurantes, las tiendas, los taxis... Así está Granada hoy, hirviendo de entusiasmo por este reencuentro del que quizá muchos se preguntarán si no será el último.

Y a pesar de que nadie tiene la respuesta a esa compleja pregunta –quizá ni él mismo, por supuesto– aquí está la gente que viene de muchos rincones lugares a ver a José Tomás; a reencontrase con el ese mito que, al cabo de los tiempos, ha construido una leyenda viva del toreo... como pocas en la historia.

Este es su gran valor. El que lo diferencia del resto. Por ello se habla de él, y más que ello, se anhela su presencia, se asume su ausencia, y se vuelven a vivir esas "fatiguitas de muerte" que nos trae al recuerdo la imagen viva de otro ser sensible, tremendamente artista, como fue aquel Benítez de la poseía, don Manuel, que era de esta tierra de reminiscencias moras.


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