El diestro galo Sebastián Castella, quien arribó a la plaza enfundado elegantemente en un terno azul marino y oro, realizó todo lo necesario para conseguir el triunfo, mostrando mucha disposición durante el transcurso de la corrida; sin embargo, se topó con un lote que poco le permitió hacer, pues los de Campo Hermoso no resultaron como todos esperábamos.

Al primer toro de la tarde había poco por hacer, ante una embestida brusca Castella lo intentó pero el de Campo Hermoso terminó por pararse. Ya con su segundo ejecutó lances a la verónica muy ajustadas; con la muleta, el astado se vino a menos y las embestidas fueron casi nulas, con poca trasmisión.

La obra maestra llegó ante un toro de regalo procedente de la ganadería queretana de Teófilo Gómez, donde el francés comenzó toreando por mandiles para posteriormente rematar con una media verónica, un quite por chicuelinas y el brindis para todo el respetable.

Una faena de altos vuelos donde se conjugaron perfectamente toro y torero, “Campero” acometía a la muleta de Castella con recorrido y transmisión, y tras ligar tandas con la mano diestra, sonó la “pelea de gallos” para acompañar la faena que ya se encontraba en el clímax, tras una estocada entera, ligeramente tendida se le otorgaron dos orejas.

Octavio García “El Payo” despachó un lote que poco juego brindó, pero no por ello mermo en la actuación del queretano, quien ha estado muy en torero en su quehacer, dejando constancia del buen momento por el que atraviesa y exponiendo  el físico en terrenos comprometidos.

El queretano ha estado muy por encima de las condiciones que ofrecieron los ejemplares de la dehesa guanajuatense de Campo Hermoso, brilló sobre todo con su segundo, un ejemplar bien presentado reservón con embestidas cortas, pero Octavio le pisó los terrenos  y logró muletazos de gran manufactura, imponiendo su toreo y experiencia que ha adquirido con el pasar de los años.

La espada le jugó una mala pasada y saludó en dos ocasiones. Ante un astado de regalo de la ganadería de Teófilo Gómez, El Payo se gustó de principio a fin, al torear con el capote de manera armoniosa, consintiendo al astado que era justo de fuerza. Ya con la muleta el queretano se recreó toreando muy despacio, dándole los tiempos adecuados y toreando a cámara lenta, desafortunadamente no estuvo fino con el acero, de nueva cuenta saludó en el tercio.

Leo Valadez hizo su presentación como matador de toros ante su gente, y desde que comenzó su labor dejó entrever que venia a no dejarse ganar la pelea por nadie, y aunque sus toros poco ayudaron, el hidrocálido realizó todo lo que estuvo en sus manos para triunfar.

Verónicas que llegaron rápidamente a los tendidos, un quite por chicuelinas gustándose. Posteriormente comenzó su faena rodillas en tierra, pegando muletazos de gran manufactura, cuando el de Campo Hermoso se paró y el torero quedó prácticamente a merced del astado; Leo le aguantó ese parón y el toro finalmente pasó.

Valadez realizó una faena que estuvo plagada de mucha torería. Lástima que el astado tuvo poco juego por lo que el hidrocálido cambió el procedimiento y acortó las distancias y  aguantando los constantes parones, pero aprovechando las medias embestidas, se volcó al entrar a matar y el juez le otorgó una oreja.