El notable comportamiento de un gran novillo de El Pinar y la brillante faena de José Andrés Marcillo fueron el inmejorable resultado de la novillada que marcó el inicio de la Feria del Señor del Buen Suceso de la ciudad de Riobamba.

Fue durante la lidia del cuarto de la tarde, segundo del lote de Marcillo, cuando el toreo floreció gracias a la bravura y clase  de "Totinero" con el hierro de El Pinar, al que su joven lidiador instrumentó una estupenda faena hilvanada con gusto y, sobre todo, con un cuidadoso manejo de las telas, a la postre, la clave para aprovechar las cualidades de la res.

Ya con el capote, novillo y torero avisaron lo que se viviría más tarde; las verónicas iniciales tuvieron ritmo, como franqueza la respuesta del astado; condición que confirmó con la muleta en medio centenar de profundas embestidas en especial por el pitón izquierdo usufructuado al máximo por José Andrés, que dibujó preciosos y largos naturales rematados con el pase de pecho en unas series o con garbosas trincherillas en otras.

El trazo de los muletazos y las humilladas acometidas del astado calaron en los parroquianos que auparon el indulto de "Totinero" y la concesión de los máximos trofeos para Marcillo, que pletórico exhibió su triunfo.  

En contrapartida, el novillero riobambeño Julio Ricaurte cumplió una entonada actuación en el segundo de su lote al que plantó cara con actitud y firmeza dadas las exigencias de un ejemplar que no admitía errores ni dudas. Los doblones iniciales camino a los medios pusieron en vereda al animal que luego tomó la muleta presentada con la mano derecha en cinco templadas tandas que impactaron en la grada.

Luego intentar el trasteo con la zurda, Julio sazonó su labor con apretadas manoletinas luego rematadas con tres cuartos de estoque que significaron una merecida oreja.

En los dos primeros  novillos de la tarde Marcillo y Ricaurte escucharon palmas tras esforzadas labores ante oponentes que plantearon muchas dificultades en el ruedo.