El diestro Ignacio Garibay fue el triunfador de la corrida nocturna celebrada este viernes en el lienzo charro "El Pitayo", de la capital queretana, ya que paseó la única oreja concedida a lo largo de un festejo en el que se fueron de vacío Luis Ignacio Escobedo y Antonio Lomelín

El ambiente festivo, propio del escenario, estuvo amenizado por las notas de pasodobles ejecutados por la Banda Águila de Valle de Santiago y el dueto Flamenco Taurino; ante un cuarto de entrada, explicable por tratarse de una corrida en un lienzo charro.

El capitalino Ignacio Garibay demostró sitio y oficio, especialmente en su segundo (cuarto de la noche) al que le cortó una oreja; más si consideramos que, tras un derrote del primero ("Tortolito"), sufrió la fractura del dedo medio de la mano izquierda.

Los toros aprendieron a defender sus terrenos, y cinco de ellos –salvo el cuarto- derrotaban insistentemente al salir de la reunión. A Luis Ignacio le sobra valor… pero le falta pisar con más frecuencia los alberos; con el corrido en el sitio de honor sufrió las de Caín y pudo darle muerte tras una interminable serie de pinchazos y dos avisos.

Lomelín quiso y no halló la colaboración de su lote; y vaya que su primero mostró bravura, pero perdió fuerza muy pronto. Con el que cerró plaza, no encontró la distancia que le pedía el burel y pinchó hasta en tres ocasiones.

No podemos soslayar el esfuerzo de ganaderos y empresa; la corrida cumplió en presencia y bravura… quizás por eso exigió a los matadores.

Un hecho para el anecdotario: una vez que hubo doblado el segundo, sintió la presencia del puntillero e impetuosamente se levantó… el salvador capote de Diego Martínez apareció para evitar algún percance.