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Cuando brota el sentimiento... (video)

Domingo, 27 Nov 2016    Ciudad de México    Juan Antonio de Labra | Foto: Checo Hidalgo           
Sergio Flores y Fermín Rivera firmaron dos faenas importantes
Hasta que saltó un toro bravo al redondel de La México, de la ganadería de El Vergel, y le tocó en suerte a un torero que está al alza: Sergio Flores. Así fue como surgió el toreo y sobrevino el triunfo, en una tarde en la que Fermín Rivera también dijo "¡aquí estoy yo!", y entonces sucedió el toreo, el que más cala, el que se hace con sentimiento.

Y lo hicieron dos mexicanos de distintas generaciones y estilos, pero de idéntica disciplina vocacional. Eso se nota a leguas. Por eso fue una pena que tan poca gente viera estos trasteos en directo, pero el público que estaba en el coso vibró a la par de las faenas del tlaxcalteca y el potosino, que estuvieron muy bien y demostraron que están hechos de una pasta especial.

Con las ganas se quedó de firmar algún trasteo que trascendiera el hispano José Garrido, que se mostró esforzado con el lote menos potable de un en el que salieron dos toros buenos, sobre todo el quinto, que debió ser premiado con arrastre lento.

Y con ese ejemplar, de nombre "Cumplido", seguramente proveniente de la estirpe de vacas de origen Saltillo que regaron su sangre a través de San Mateo, la divisa norteña cumplió con aceptable nota en este regreso a La México.

El toro tenía hechuras para embestir y, aunque no duró mucho, Sergio le dio los tiempos y las pausas necesarias para hacerlo brillar en una faena intensa, centrada, dotada de estructura, y un par de series de naturales de larga dimensión que fueron coreadas con entusiasmo.

Los redondos, abrochados con sentidos pases de pecho, también tuvieron lo suyo, y como al entrar a matar fue un cañón, le pidieron la segunda oreja con fuerza, aunque al final algún sector de la plaza le protestó ese otro trofeo que ahora mismo da igual, porque lo que queda es la esencia de un toreo de limpio trazo y corazón en mano.

La suerte le tenía destinado a Sergio ese quinto toro, luego de haber pasado un trago amargo con el tercero, un tejón, de bravo en el capote como pocos, al que las cuadrillas lidiaron fatal, con un pavor como pocas veces se ha visto, pegando carreras en banderillas, buscando clavar a mansalva, y sin dejo alguno de pundonor torero.

Ese toro que, por sus hechuras, parecía tener una ascendencia santacolomeña, acabó defendiéndose con peligro, y desviando esa primera inquietud de bravura que se fue transformando, en gran medida, como producto de ese desastre de lidia que le dieron. Qué pena que no se haya podido ver bien. Y a Flores no le quedó más remedio que abreviar en la que quizá es la faena más breve de los últimos años, pues no duró ni tres minutos.

Sereno, clásico y elegante, Fermín Rivera sigue haciendo el toreo eterno, ése que no necesita de péndulos, dosantinas, arrucinas, y de más “inas” del versátil repertorio de otros espadas. Su toreo brota en estado puro y, eso, en estos tiempos que corren, tiene un valor de alto bordo, pues ya lo dijo cierto día el maestro Antonio Bienvenida cuando José Carlos Arévalo le preguntó qué era el arte del toreo, a lo que sabiamente contestó: "Es aquello que queda después de hacer las suertes como mandan los cánones".

Si con el dócil segundo apunto cosas de torero técnico e inteligente, en una faena meritoria ante un toro que acudía a la tela rebrincado y topando, en el cuarto se rompió a placer y extrajo muletazos de mucha tersura, acompañados con el pecho y un preciso juego de brazos, rematando los pases por debajo de la pala del pitón.

La gente vivió con algarabía esta faena, que fue a más, y donde hubo esencia, que al final es lo más valioso en el toreo que trasciende, el que deja huella. Y la media estocada que colocó en la yema, de la que el toro tardó en doblar, fue el final feliz de una labor tocada de torería.

Una vez más la noticia negativa de la tarde fue la pésima entrada que registró la plaza, similar a la que registraban los tendidos en esos domingos finales de diciembre o principios de enero que, por fortuna, en esta Temporada Grande no verán ningún tipo de actividad.

Entretanto, se viene una parte muy interesante de la campaña, con toros el próximo fin de semana, y cuatro festejos al hilo el siguiente, ahora que tanto Sergio como Fermín han puesto la muestra al resto de sus compañeros de nacionalidad.

Ficha
Ciudad de México.- Plaza México. Cuarta corrida de la temporada Grande. Unas 4 mil 500 personas en tarde fresca, sin viento. Toros de El Vergel parejos de presentación, disparejos en hechuras, de variados en comportamiento. Sobresalió el 5o. por su transmisión y calidad. Pesos: 490, 490, 495, 506, 496 y 510. Fermín Rivera (nazareno y oro): Ovación tras aviso y oreja. Sergio Flores (grana y oro): Palmas y dos orejas con algunas protestas. José Garrido (negro y oro), que confirmó su alternativa: Silencio en su lote. Incidencias: José Garrido confirmó con el toro "Mielero", No. 90 cárdeno, con 490 kilos. Destacó en varas Luis Miguel González, que picó bien al 5o. de la tarde. 


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