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El drama, en medio de dos triunfos (fotos)

Domingo, 07 Sep 2014    Zacatecas, Zac.    Juan Antonio de Labra | Foto: Landín-Miranda          
Joselito Adame y Luis Ignacio Escobedo cortaron sendas orejas
La primera corrida de la Feria de Zacatecas se saldó con el triunfo parcial de Joselito Adame y del toricantano Luis Ignacio Escobedo, que cortaron sendas orejas, en una tarde encabezada por Zotoluco, y donde la terna, al completo, se vio obligada a pechar con la falta de bravura y afrontar las complicaciones que sacó el encierro de Pozo Hondo.

Y lo peor de todo fue la aparatosa y gravísima cornada sufrida por el  banderillero Héctor Rojas, de la cuadrilla de Joselito, que fue empitonado de manera espeluznante por el vientre cuando se le atravesó con el capote, en su huída natural, al primero toro del lote del hidrocálido que estaba lidiando en le tercio de banderillas.

Las noticias de la enfermería no eran nada halagüeñas conforme llegaban al callejón cuando Joselito, al que le une una entrañable amistad con Héctor, tuvo que apechugar con un toro que huía con la cara alta y derrotaba de continuo. Y gracias al sitio que tiene, y a una afición desmedida, le robó pases en redondo, ligados en un palmo, metiéndose a veces en el costillar, pero con una alto sentido de la responsabilidad de un público que quiere verlo salir a hombros como lo ha venido haciendo en muchas tardes de su importante temporada europea.

Los martinetes, los desdenes, y otros adornos de la misma solera, fueron el mejor homenaje póstumo al gran Manolo Martínez en cuyo honor y recuerdo de su aniversario luctuoso número 18, fue que se celebró este festejo, donde la terna apenas y tuvo opción de retribuir al público la expectación que se había generado.

Una estocada tendenciosa, en la que Joselito se tiró a matar como una exhalación, fue el remate –más un certero golpe de descabello– de una faena de mérito en la que sacó a relucir los muchos recursos que ha ido acumulando a lo largo de esto siete años desde que se doctoró, precisamente un día como hoy, del año 2007, en el anfiteatro romano de Arles.

En los dos toros restantes, porque se animó a regalar un sobrero de San Isidro, busco la forma de agradar al público y sólo en contados pasajes consiguió comunicar esa expresión de carismática frescura que caracteriza su toreo, como en un luminoso quite por zapopinas que remató con una larga afarolada, ejecutada de pie, que recordó la época del inolvidable Rodolfo Gaona.

El quinto de la tarde era un toro de bonitas hechuras, pero atacado de kilos, que se apagó muy pronto; el otro, de regalo, fue manso de solemnidad y anduvo barbeando las tablas desde mediada la faena hasta el final.

Al terminar la corrida, Joselito salió andando de la plaza por su propio pie, con la preocupación de la cornada a su fiel amigo, y con el deseo de que este trance se resuelva bien durante las próximas horas que abren un paréntesis con su próxima actuación, la del día de mañana, en uno de los días clave de la Feria de Zacatecas, pues se disputará el Escapulario de Plata de la Virgen del Patrocinio con El Payo y Juan Pablo Sánchez, ante un encierro bien presentado de Los Encinos.

Luis Ignacio Escobedo pechó con un primer toro incómodo, por alto y bruto, que acometía con la cara suelta y se frenaba en cada una de las embestidas. El nuevo matador de toros porfió con cierta desconfianza de aquellas embestidas en una faena que no logró calentar el tendido.
Sin embargo, en el sexto, un toro fino de cabos y espectacular de pinta, salió a darlo todo y lució en el saludo capotero con una actitud digna de encomio, en una tarde en que las buenas intenciones se habían torcido.

Las enjundiosas verónicas de recibo, que remató con una magnífica media de rodillas, y pasajes de la faena, en la que aprovechó la nobleza del toro, terminaron por granjearle la simpatía de una afición que siempre le ha exigido, quizá por aquello de ser un torero nacido en buena cuna, y ser nieto de un ganadero escrupuloso, como lo fue Manuel Ibargüengoitia Llaguno, un personaje querido y respetado de esta hermosa tierra zacatecana.

El esfuerzo de Luis Ignacio se vio recompensado con una oreja, luego de una faena con redondos de muleta retrasada y planta firma que finalizó con unas ajustadas manoletinas, antes de cobrar una estocada tendida de efectos rápidos, lo que le valió el corte de una oreja en día tan señalado en su carrera, que ojalá lo motive a superarse tarde a tarde.

Zotoluco le buscó las vueltas al castaño albardado que salió en segundo lugar, que por momentos parecía que iba a embestir por el pitón derecho. Pero aquello había sido un espejismo, la plena confirmación de que aquella mansedumbre que había mostrado en el tercio de varas. Pero no hubo forma de meterlo en la muleta, porque cuando quiso desengañarlo por el pitón izquierdo, el toro ya no le permitió encauzar la faena por el lado aparentemente más potable.

El cuarto fue un toro silleto, con actitud de "jorobadito", por lo encogido, que tenía voluntad de humillar, pero las continuas protestas del público, por su escaso trapío, impidieron que Zotoluco se volcara en una faena donde no había forma de hacer nada y se vio obligado a abreviar.

Ficha
Zacatecas, Zac.- Plaza Monumental. Primera corrida de feria Tres cuartos de entrada en tarde de temperatura agradable, con ligeras ráfagas de viento. Seis toros de Pozo Hondo, desiguales en presentación, el 4o. protestado por su falta de trapío, de poco juego en su conjunto, salvo el 6o., que tuvo nobleza. Y uno de regalo de San Isidro, acaballado, deslucido. Pesos: 545, 495, 502, 486, 552, 484 y 513 kilos. Eulalio López "Zotoluco" (rosa mexicano y oro): Silencio y silencio tras aviso. Joselito Adame (verde botella y oro): Oreja, silencio y palmas. Luis Ignacio Escobedo (espuma de mar y oro con remates negros), que tomaba la alternativa: Ovación con división y oreja. Destacó en banderillas Cristihan Sánchez, que saludó. El banderillero Héctor Rojas, de la cuadrilla de Joselito, sufrió dos graves cornadas en el pecho y el vientre durante la lidia del 2o. al ser empitonado de fea manera. Fue conducido a la enfermería para ser estabilizado y trasladado a la Clínica Santa Elena para ser operado. Escobedo se doctoró con el toro "Mollete", número 25, cárdeno, con 545 kilos de peso. Al finalizar el paseíllo se tributó un minuto de aplausos en memoria de Manolo Martínez, en cuyo recuerdo de su decimoctavo aniversario luctuoso se organizó este festejo.

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