Bernardo Valencia murió ayer por la tarde tarde en Valencia, Venezuela, como consecuencia de un infarto que le partió su corazón de guerrero, y la noticia nos sorprendió a sus amigos en la reunión semanal de Los Amigos del Toro. Reunión que, por esas cosas de la vida, ayer no se hizo en el sitio acostumbrado.

Pasadas las tres y media una llamada de Juanito, su hermano, nos informó que iban camino al Hospital, aunque Juanito en su comunicación nos manifestaba su preocupación porque "Bernardo no tiene signos vitales".

Lamentable, pero llegó sin vida a la Guerra Méndez, a quien en sus fulgurantes inicios llamamos "El torero de la emoción", el hijo de "El quemao Trossel", picador de toros y el torero más importante, Bernardo, de la más prolífica dinastía de toreros después de las de los Bienvenida.

La noticia deja la sombra del asombro en la tertulia, y Nelson Arreaza recapitula una y otra vez hasta que se arma el rompecabezas de los nombres de este grupo de toreros valencianos que tiene su bandera en la vida de Bernardo, el más grandes de los coletas nacidos en la ribera del Cabriales, río que baña con sus aguas arenas de epopeya y libertad en los valles de Carabobo.

El fundador de la dinastía dice Orlando Rojas, "El fígaro m", hombre muy ligado a los valencia de toda la vida fue el banderillero Nicolás Pérez “Bombita de Valencia”, padre de El Quemao, el picador Bernardo Trossell, padre de Bernardo Valencia.

Los triunfos, éxitos con mucha matraca, de Bernardo Valencia entusiasmaron a sus hermanos a seguir el camino de los toros. Curro, Juanito y José Antonio tomaron la alternativa, despuntaron con el sello de “los Valencia”, que es decir toreo valiente, explosivo, contagioso y para multitudes. Jamás olvidaremos a Curro Fetén, hombre de esta tertulia, que pregonaba a los cuatro vientos su preferencia por Bernardo Valencia, "entre todos los de América".

Pudo haber sido su rivalidad con José Nelo "Morenito de Maracay", la competencia que desde hace tiempo espera Venezuela; pero, como siempre, quedó para otra oportunidad. La vecindad de dos ciudades rivales, distintas, taurinas y apasionadas iba a llenar el toreo de venezolanidad con estos dos coletas.

Bernardo Valencia, su apellido verdadero era Trossel, nació en la barriada de El Morro en Valencia el 11 de octubre de 1952, Muy temprano echó capa, como dicen cuando se dan los primeros pasos en la profesión, despuntando como torero emocionante. Eran los días cuando Manolito Rodríguez y Gonzalo de Gregorio eran los amos de las novilladas, pero Bernardo los superaría a todos pidiendo paso en el camino triunfo detrás de otro triunfo. Se fue a Cádiz, España. Triunfo en Sevilla, toreo en Madrid, llenó el Rincón de Andalucía con su toreo y el 3 de octubre de 1976 el gran Miguel Mateo “Miguelín” le dio la alternativa. Hizo campaña en México, confirmó en la Monumental y triunfó en Guadalajara.

Pero fue en Venezuela donde se hizo el "campeón de las estadísticas", como comentaba Felipe Velázquez, el gran defensor de la torería venezolana. En Valencia era el anfitrión de los grandes, como lo hizo con Antoñete y El Cordobés, y siempre salía avante y sin complejos.

Vicente Lozano hizo referencia a la descendencia de Bernardo, lo que como apuntó Numerito Arreaza, hace de los Valencia una dinastía muy extensa. Bernardo es padre del matador Sánchez Valencia y del novillero Cristian, ahora en España. Sus sobrinos César y Bernardo, despuntan como becerristas en España. César recientemente fue el "campeón" del concurso entre Escuelas Taurinas, mismo que concluyó en Las Ventas de Madrid, siendo Valencia el triunfador absoluto.

La tarde del martes 18 de octubre de 2011 llegó a la Policlínica Guerra Méndez, en Valencia, sin vida. Un hombre que le dio toda su vida a su ciudad y a la fiesta de los toros.