La semana pasada, el crítico André Viard, Presidente del Observatorio de las Culturas Taurinas, sufrió un intento de incendio en su casa en Francia. Afortunadamente, el propio Viard sofocó las llamas e impidió que se quemaran su esposa y sus dos hijas.

Según publica la revista taurina Aplausos, de acuerdo con las primeras investigaciones de la policía, todo indica que el causante de este acto es un grupo de antitaurinos franceses. A Viard ya lo habían amenazado a través de cartas e incluso un blog publicó su nombre y dirección, instando a que se le hiciera todo el daño posible. Todo, por ser  un difusor y defensor de las corridas.

"Podríamos haber muerto toda la familia de no ser porque mi hija se despertó durante la madrugada, ya que la intención era incendiar la casa con nosotros dentro. Había mucho material inflamable y gasolina como para quemarla sin problemas, además, es de madera y enseguida arde. Hemos tenido suerte", declaró el periodista al mismo semanario.

Según Viard, tras reconocer Francia a los toros como bien de interés cultural, "los antitaurinos están muy enojados porque los medios de comunicación ya no les hacen caso y no quieren alentar más el debate de toros sí o toros no. Creo que este acto ha sido una manera de llamar la atención. Están perdiendo los nervios", apuntó Viard, en declaraciones que reproduce la página cibernética del diario El Mundo.

Ésta es la auténtica brutalidad, la intolerancia, la falta de respeto a las ideas y aficiones ajenas. Los antitaurinos suelen llamarnos sádicos a los taurinos, argumentando equivocadamente que los aficionados vamos a los toros a gozar con el sufrimiento del animal, a solazarnos con el derramamiento de sangre. Es todo lo contrario: asistimos a las plazas a ver la creación de arte ante el peligro que representa la bella fiera encornada. Y tampoco es cierto que los toreros "son más propensos a la violencia contra otros seres humanos", como establece el periodista Jorge Ramos en un reciente artículo totalmente desinformado y plagado de barbaridades, que replicó sin acrimonia el aficionado mexicano Ricardo Zurita. Son los antitaurinos quienes se comportan de forma primitiva y violenta, a diferencia de nosotros, que respetamos sus puntos de vista, actuamos civilizadamente y poseemos un cierto nivel de cultura.

El atentado sufrido por Viard es una aberración vergonzosa, la agresividad de un sector de fundamentalistas llevada al extremo, reproducción a gran escala del grotesco espectáculo que presenciamos cada 5 de febrero en el exterior de la Plaza México donde un grupo de enemigos del toreo, aprovechando el escaparate que representa el aniversario del coso, lanza proyectiles, grita consignas ofensivas, abolla carrocerías de autos, escribe pintas en las bardas, rompe cristales de edificios y azuza a los aficionados que se disponen a ingresar al inmueble de la colonia Nochebuena.

Repruebo enérgicamente desde México semejante atrocidad.

Visita

Anoche debió llegar a México Jaime de Pablo Romero y Cámara, criador de los llamados "toros guapos" de Pablo Romero, los majestuosos y armoniosos cárdenos de mucha caja y bella estampa. Jaime, ganadero de Partido de Resina, viene a visitar ganaderías en los estados de Jalisco y Aguascalientes, acompañado por José Luis Algora, representante de esta vacada emblemática en la Fiesta española.