Desde una habitación en el hospital Betania, en Puebla, el novillero Gerardo Martínez reflexiona acerca de la cornada en la pantorilla izquierda que sufrió ayer en Teziutlán, en el arranque de la feria, percance del que ya se recupera de manera favorable.

Trasladado de Teziutlán a la ciudad de Puebla, el novillero fue intervenido quirúrgicamente en la madrugada de este lunes, operación que no tuvo mayores complicaciones y la situación va por buen camino, de tal forma que Gerardo se siente mejor.

"Me operaron alrededor de las tres de la madrugada y todo salió bien, así que ya me siento mejor y más tranquilo, con las molestias normales del percance, esta cornada de siete por tres centímetros que fue mi bautismo de sangre", comentó el novillero.

La cornada sucedió cuando Gerardo entró a matar al ejemplar que le correspondió, pues salió rebotado de la suerte y, en ese momento, el astado lo levantó por la pantorilla derecha.

"El percance fue extraño, pues me tiré a matar y lo pinché; en ese momento, el novillo me empujó y me metió el cuerno en la pantorilla, y así me tuvo colgando por varios instantes. Al caer a la arena, me di cuenta que traía la cornada y ya no fue posible volver a la cara del ejemplar", explicó

Si todo continúa evolucionando favorablemente, hoy por la tarde o mañana se le podría dar el alta médica. Por lo pronto, esta cornada no le quita el ánimo a Gerardo, sino al contarrio, lo motiva para seguir adelante y poder continuar en la lucha dentro de esta hermosa profesión.

"Esta cornada, la primera de mi vida, me motiva y quiero seguir todavía con más ganas y afición. Son cosas que pasan en el toreo, son errores que me hacen estar enojado conmigo mismo, pero también te hacen reflexionar acerca de la verdad de la vida. Y bueno, lo que más me molesta es no haber podido triunfar, pues la novillada tenía mucha importancia para mí", sentenció.

Acompaña a esta nota una galería con la secuencia fotográfica del percance, imágenes captadas por nuestro compañero Ángel Sainos.