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"Es mi bautismo de sangre": Antonio Galindo

Martes, 29 Mar 2011    México, D.F.    Juan Antonio de Labra | Foto: Archivo   
Se recupera favorablemente en la Clínica Guadalupe
El novillero Antonio Galindo comenta las incidencias de la fuerte cornada que sufrió el domingo pasado en la plaza "San Marcos" de Aguascalientes al comenzar la faena de muleta ante el segundo ejemplar de su lote, y confiesa que se trata de su bautismo de sangre.

-¿Cómo estás?

-Hace apenas unos minutos vinieron los doctores a hacerme la curación y aún me duele mucho la herida, pues la zona en la que se encuentra es delicada. Pero espero que las cosas vayan mejorando y es posible que mañana, o a más tardar el jueves, me den el alta y me pueda ir a mi casa de Apizaco.

-¿Qué te han dicho los doctores de la cornada?

-En un principio todos teníamos temor que hubiese interesado el recto, pero afortunadamente no fue así. De cualquier manera, como te decía, la zona donde está es delicada y ellos esperan que no se produzca ninguna infección. Por ahora no he tenido fiebre y eso es buen síntoma. La cornada tiene dos trayectorias: una de 15 centímetros hacia abjo y otro de ocho hacia arriba. El pitón golpeó el hueso sacro y ahí e detuvo, por eso me dolió tanto el golpe.

-¿Habías caído herido con anterioridad?

-No. Esta es mi primera cornada, mi bautismo de sangre.

-¿Te espantaste en el momento el percance?

-Casi perdí el conocimiento por el dolor tan intenso que tenía, pues el novillo no respondió a la muleta cuando intenté darle el péndulo y se me vino al cuerpo. Desde un principio sentí que iba calado, pero traté de que me dieran la muleta y el ayudado para continuar toreando, pero como estaba sangrando, mis compañeros y los monosabios le dijeron al paramédico, y ya no me dejaron seguir y me llevaron a la enfermería.

-Y casi seguro que este hecho te dolió aún más...

-Pues sí, porque en el primer novillo no pude mostrarme como hubiera querido. El novillo se paró muy pronto y se defendió. Y al que me hirió lo había toreado bien con el capote y, aunque salía suelto de las telas, se movía y tenía transmisión. Yo iba mentalizado a triunfar para ganarme un puesto en alguna de las dos novilladas de la feria, que está a la vuelta de la esquina, pero no pudo ser. Y eso es lo que más me duele, porque triunfar en esta plaza y  torear en la monumental, dentro de la feria, es un sueño de todos los toreros.

-¿Qué te han dicho tus padres?

-Al principio no le dieron mucha importancia, aunque la verdad nunca les había llamado para decirles que me habían dado una cornada. Pero al día siguiente se alarmaron porque vieron en un periódico locl que estab grave, y como no pudieron venir a verme pues se preocuparon. Conforme han pasado las horas lo han ido asimilando.

-¿Quién te acompaña?

-Pues ahora, nadie. Mi gente se tuvo que regresar a Apizaco y estoy solito. Pero no pasa nada, pues estas situaciones siempre sirven para curtir el carácter, y si uno quiere ser torero tiene que aprender a sobreponerse a todo.


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