Se cumplen 18 años de la muerte de El Callao
Jueves, 10 Mar 2011
Puebla, Pue.
Álvaro Sánchez | Foto: Carlos González
Uno de los artistas más grandes de Tlaxcala
El día de hoy se cumplen 18 años del fallecimiento de uno de los toreros más emblemáticos del Estado de Tlaxcala: Fernando de los Reyes "El Callao", que el 10 de marzo de 1993 dejó de existir en la Ciudad de México, a la edad de 64 años, y como consecuencia de un cáncer que le aquejó en los últimos años de su existencia, la de un torero con sello y personalidad, artista irrepetible.
Nacido en Huamantla el 4 de abril de 1929, destacó como novillero y el 12 de junio de 1949 hizo su presentación en la Plaza México, cortando las orejas y el rabo a "Currito" de la ganadería de Ibarra. al año siguiente se consagró con los novillos "Cuadrillero", de San Mateo, y "Guapo", de Pastejé.
Por una cornada que le infirió "Luminoso", un ejemplar de La Laguna, pasó nueve meses inactivo. Y en 1952 viajó por primera vez a España para presentarse como novillero en Las Ventas de Madrid, hecho que ocurrió el 7 de septiembre, acartelado con Navarrito y Reverte, y ante novillos de María Matea Montalvo. En esa actuación dio una vuelta al ruedo al final de la lidia del quinto ejemplar y casuó muy buena impresión.
Regresó al año siguiente España en 1953, donde tomó la alternativa de manos de Manolo Vázquez y el venezolano César Girón, de testigo, en la plaza de Segovia, con toros de Felipe Bartolomé de puro encaste Santa Coloma. Volvió a México triunfante en el año de 1954 y aquí lo pararon hasta 1956 obligándolo a renunciar a aquel primer doctorado español.
Pero retomaría la senda del triunfo con más fuerza, y fue en la Feria Guadalupana de 1956, celebrada en El Toreo de Cuatro Caminos, cuando volvió a doctorarse ahora de manos de Fermín Rivera, y llevando como testigo a Antonio Borrero "Chamaco". Esa tarde inmortalizó al toro "Gordito", de Jesús Cabrera, y aunque lo pinchó fue paseado a hombros después de la gran impresión que había causado entre el público.
A las pocos día de este singular triunfo confirmó su alternativa en la Plaza México, la tarde del 16 de diciembre de ese año 1956. En esta ocasión, Humberto Moro le cedió la muerte de un toro de La Laguna en presencia del español Gregorio Sánchez.
Actuando también en Cuatro Caminos, pero tres años más tarde, en 1959, ganó la Rosa Guadalupana tras cuajar al toro "Primoroso", de Mimiahuapan, al que desorejó por partida doble, en una tarde en la que alternó con Curro Ortega, El Ranchero, Joselito Huerta y Jaime Bravo.
Con el paso de los años, su carrera fue languideciendo por esos motivos a veces desconocidos de aquellos que sienten tanto las cosas, y viven con pasión. Sin embargo, su recuerdo permanece imborrable entre muchos aficionados tlaxcaltecas, y también de la Ciudad de México, por haber sido un torero muy fiel a sus principios estéticos y dotado de una expresión especial.
Desde hace varios años, una sala del Museo Taurino de Huamantla lleva su nombre, así como una lápida en el Jardín de Personajes Ilustres.
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