Las últimas semanas en la vida de Mario Aguilar han experimentado un cambio en la parte espiritual, y se encuentra más cerca de Dios, centrado y tranquilo, a la espera de su segunda corrida en la actual Temporada de la Plaza México.

Dos días antes de volver al gran coso, el hidrocálido comenta las sensaciones desagradables que le dejó su anterior comparecencia, y el camino que ha seguido para tratar de reencontrase como persona y como torero.

-¿Cómo te va la vida, Mario?

-Estoy muy contento de haber retomado la actividad en el campo y, sobre todo, de haberme encontrado a Dios y sentirlo más cerca.

-¿Acaso no eras tan apegado a la religión?

-Más que eso, cuando eres tan joven e inexperto, te sientes que puedes tú solo arreglar al mundo. Y eso te aleja de Dios y no tienes fe. Sin embargo, en las últimas semanas me he relacionado con una chica que me ha enseñado el camino de Dios y estoy muy reconfortado y con una gran paz interior.

-¿Te dejó inquieto tu corrida pasada en La México, la del 28 de noviembre?

-Me dejó un sentimiento de gran frustración, pues llegué a la plaza muy motivado y con ganas de cuajar un toro a placer. Es más, desde la corrida de Aguascalientes, cuando corté dos orejas y salí a hombros, me había sentido muy bien. Pero en la corrida de México, sin posibilidades de casi nada con mi lote, salí de la plaza abatido, muy triste y en los días siguientes ni siquiera tuve ganas de ir a tentar.

-¿Qué pasó después?

-Lo que te decía antes, llegó esta chica y me cambió el panorama por completo, por lo que le estoy muy agradecido.

-¿Cómo te has preparado para esta corrida del próximo domingo?

-He tentado alrededor de 15 becerras y ayer maté un novillo y un toro en la ganadería de Real de Saltillo. Desde la semana pasada fue a torear a Zacatepec, Jorge de Haro y El Rocío; y ésta semana he estado en lo de Reyes Huerta y hoy en Campo Hermoso.

-Estaba gordo el toro de la galería de fotos que ilustran esta entrevista...

-Así es. Pesó 665 kilos, y la verdad ni pasé miedo con él. Se me hizo raro eso, porque siempre que toreo en el campo un toro paso mucho miedo. Creo que es porque me encuentro tranquilo y muy concentrado.

-¿Qué juego dio?

-Se frenaba un poquito le faltó recorrido, pero me sirvió mucho para entrenar. De hecho, es el segundo más grande que mato en mi carrera. El otro fue un novillo de Sánchez Fabrés en Ceret (Francia), que pesó 600 kilos.

-¿Y cómo lo mataste?

-No muy bien que digamos, pues sigo sin encontrarme a gusto con la espada. Me he empeñado en trabajar mucho este asunto de la estocada, pero todavía no le agarro el tranquillo. Aunque creo que con ganas de matar los toros y echándote encima, las cosas se facilitan. Y eso es lo que pienso hacer el próximo domingo en La México con mis dos toros.

-¿Qué te parece la ganadería y el cartel?

-De novillero maté dos novilladas de Real de Saltillo en Acapulco, y será la primera vez que enfrente una corrida de este hierro ahora como matador. La corrida está gorda, bien presentada, y creo que la gente que vaya a la plaza se va a emocionar. Acerca del cartel te puedo decir que mis dos compañeros, el maestro Manolo Mejía y El Capea, son dos pedazos de profesionales y me agrada poder alternar con ellos en La México.

-¿Qué número de corrida será la del domingo en tu carrera?

-La número 16 desde que tomé la alternativa en octubre de 2009.

-¿Hay algo que quieras agregar?

-Invitar al público a ir a vernos a la plaza. Siempre es muy motivante que haya más público en el tendido. Además, yo saldré a apostar, a entregarme y echaré la moneda al aire. Arriesgaré en busca del triunfo y espero que un toro me embista para que puedan ver la dimensión de mi toreo.