Ante la grave crisis que afronta desde hace varios la cabaña de toro bravo en Venezuela, un alentador panorama se asoma en el horizonte pues se abre la posibilidad de importar embriones, siendo Francisco Escribano, veterinario sevillano, uno de los artífices del proyecto.
Explica Escribano que para finales del mes de enero del año próximo se tiene preparado el primer lote de 15 vacas, del hierro de Javier Buendía, procedencia Santa Coloma, el cual ya han sido estudiadas en tentadero, analizadas en el laboratorio para comprobar su fertilidad y capacidad reproductiva y finalmente aprobadas para su posterior extracción de óvulos en su distintos ciclos de celo que, luego bajo el formato de fertilización in vitro, se fecundarán con semen de toros a los cuales ganaderos apuestan firmemente.
Específicamente, este primer lote de vaquillas están en el Centro de Reproducción Bovina denominado Sani-Lidia, situado en Talavera de la Reina, donde se encuentra toda una referencia en materia de genética y fertilización bovina del toro de lidia, como lo es el médico veterinario Antonio Gómez Peinado, que es catedrático de la madrileña Universidad Alfonso X El Sabio. Peinado a su vez se encuentra rodeado de varios colegas el cual forma y especializa en este ámbito, como los hermanos Alberto y Román García.
Bajo la amplia experiencia del médico veterinario Antonio Gómez Peinado, ratificado en el manejo sanitario y genético de hierros como Joselito, El Ventorrillo, Juan José Rueda (vía Sotillo Gutiérrez) y Fernando Domecq Solis, es que Francisco Escribano apueste por dar esa oportunidad a los ganaderos venezolanos de resembrar lo que una vez fue este campo bravo, labor nada fácil por demás, en virtud de los mencionados altos costos que atañe dichos estudios y posterior seguimiento de los animales.
De esta manera, los primeros embriones fecundados serán llevados a Venezuela a finales de enero, para luego, en termos criogénicos debidamente certificados y bajo el asesoramiento técnico de Gómez Peinado y los hermanos Alberto y Román García, sean traídos por medio de la línea aérea Santa Bárbara a tierras de la costa valenciana, específicamente a Tucacas, sitio donde ya tienen del mismo modo preparadas las vacas lecheras que serán las receptoras de los embriones y de esta manera esperar el periodo de gestación.
Para esto último se contará con el valioso aporte de los futuros ganaderos Raymundo y José García, quienes apuestan seriamente por un proyecto viable si tomamos en cuenta las facilidades que ofrece los avances en materia veterinaria en los actuales momentos, no quedándose cortos en todo lo señalado en estas líneas, pues el cometido es poder traer a estas tierras embriones de ejemplares cuyos encastes sean de amplio abanico para demás ganaderos venezolanos, como es el caso de Domecq, Núñez del Cuvillo y Jandilla, entre otras.