Teodoro Gómez, rejoneador por una tarde
Viernes, 29 Oct 2010
México, D.F.
Juan Antonio de Labra | Foto: Archivo
Se sube al caballo para torear un festival
El matador de toros Teodoro Gómez actuará mañana como rejoneador en el marco de la Convención Internacional de Aficionados Prácticos que se celebrará del 30 de octubre al 1 de noviembre en el cortijo San Rafael, localizado en Aguascalientes, rumbo a la salida a Calvillo, en el kilómetro 2 de la carretera que va a Villa Hidalgo. En la siguiente entrevista nos cuenta esta simpática ocurrencia:
-¿Cómo estás?
-Aquí, montando, y preparándome para el festejo de mañana.
-Según reza el cartel, ¿debutas como rejoneador?
-¡Hombre! Tanto así como debutar como rejoneador... (risas). Se trata de una inquietud que surgió hablando con mi amigo Alejandro Paredes y Alfredo Arellano, que el otro día me comentaba que andaba muy atareado organizando la Convención Internacional de Aficionados Prácticos, y a manera de broma le dije que me invitara a torear.
-Y accedió, por supuesto...
-Pimero no entendió muy bien mi propuesta, pues se le hacía raro que un matador de toros quisiera participar en un festival de aficionados, pero cuando le dije que quería torear a caballo, se mostró muy interesado y accedió. Así que ya estoy ahí, anunciado, y la espera de que llegue el momento.
-¿Desde cuándo tienes afición por los caballos?
-Prácticamente desde que era niño, pues mi padre ha sido presidente de la Asociación de Charros Regionales de Valladolid durante unos 30 años. Así que este amor por los caballos ya lo tenía, y cuando empecé a torear siempre admiré mucho a los rejoneadores. El toreo a caballo, cuando se hace bien, es un gozo para los sentidos.
-¿De cuántos caballos se compone tu cuadra?
-¿Mi cuadra? (risas)... Mi cuadra se compone de un caballo lusitano.
-¿Cómo es eso, explícame?
-Hace algunos años llegó a mis manos este caballo, y es el único que tengo. Disfrito mucho montarlo y ensayo con él en la carretilla. Aunque ya ha toreado algunas vacas, la verdad que no es un caballo con experiencia ni trabajo para rejonear profesonalmente. Pero con este voy a salir mañana a tratar de hacer las cosas que he visto a los grandes maestros del toreo a caballo.
-¿Cómo se llama tu caballo?
-Se llama "Soberano", como un gran toro de Fernando de la Mora que indulté el 31 de agosto de 1996 en San Luis Potosí. Por esa faena tengo una placa en la plaza de San Luis, y es algo que me llena de orgullo. Así que cuando pensé en un nombre para mi caballo, no dudé en bautizarlo con el de aquel toro, que me trae grandes recuerdos.
-¿Has toreado alguna vez a caballo en público?
-Cuando El Palacio del Arte cumplió 20 años se organizó un festival privado, aunque no dejaba de haber muchos amigos y gente invitada. Esta tarde paré mi novillo con el capote y después de picado le hice un quite. Entonces se me ocurrió que podía salir a clavar las banderillas a caballo, y después desmonté para hacerle la faena a pie. Fue una tarde bonita y no me quedé con las ganas de hacer algo distinto.
-¿Será parecido lo que harás mañana en el festival?
-Creo que sí, porque el caballo, como te comentaba, no tiene rodaje y no puedo exponerlo a recibir al novillo de salida. Así que intentaré hacer lo mismo, y después de torear a pie con el capote, cubriré el tercio de banderillas. Lo de torear a pie con la muleta no lo tengo contemplado. Ya me dijo mi amigo Alejandro que no me dejarán hacer trampa (risas).
-¿Porqué sigue latente en ti el deseo de torear?
-Por una razón muy sencilla: El toreo es un sueño, y es algo que te ilusiona. Siempre estaba soñando algo nuevo: primero, debutar de luces; más tarde, torear con éxito como novillero y presentarme en la Plaza México; y luego con la alternativa... Esta forma de vida que tenemos los toreros nos motiva a seguir entrenando; a cuidar lo que comes y lo que eres; a pensar en el toro y disfrutar cada momento, bueno o malo de la profesión. Así que el toreo, además de ser un sueño permanente, es también un vicio del que difícilmente se puede uno apartar.
-Pues mucha suerte mañana, y ya nos contarás que se siente ser rejoneador por una tarde.
-Así será. Hasta pronto.
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