Opinión: Un apoderado independiente
Domingo, 18 Jul 2010
México, D.F.
Juan Antonio de Labra | Foto: Archivo
Que ha defendido los intereses de una figura de época durante más de 40 años
Cuando Rafael Báez llegó a México procedente de Venezuela a probar fortuna como torero, quizá nunca imaginó que se iba a convertir en el apoderado más importante de cuantos ha habido en las últimas décadas.
La falta de contratos en nuestro país lo orilló a retirarse, sin pensar, en ese momento, que el destino le tenía preparado un camino distinto.
Y si primero hizo mancuerna con el gran taurino Fernando Elizondo, con el que comenzó a apoderar a un grupo de matadores a mediados de los sesentas, años después terminó convirtiéndose en el único representante de Eloy Cavazos, esa irrefutable figura del toreo con la que don "Rafa" creó un vínculo profesional y afectivo durante más de cuatro décadas.
Báez no sólo fue una especie de hermano mayor para Eloy, sino un auténtico protector que supo defender sus intereses y aprovechar los argumentos que le daba el torero de Guadalupe, tarde a tarde, triunfo tras triunfo, para colocarlo en las mejores corridas, al lado de las figuras más destacadas, con las ganaderías de relevancia, y cobrando un dinero acorde al caché de su torero.
Así lucharon ambos, codo con codo, en aquella guerra secreta de los setentas, cuando Manolo Martínez, y su apoderado, Pepe Chafik, trataban siempre de conseguir los mejores dividendos.
Criticado a veces por su forma de administrar -y en ocasiones, sobreadministrada- la carrera de su torero, nadie puede negar que este viejo lobo de mar supo dar a cada plaza su lugar, y a cada empresario su trato. Y ufanarse, tal vez, de que el maestro Eloy jamás salió de la habitación del hotel sin haber cobrado su sueldo antes de la hora de la corrida, sobre todo en plazas donde no había confianza hacia sus gestores. Un asunto que, en estos tiempos que corren, se antoja complicado para más de algún apoderado, inclusive de los que llevan figuras.
Pero fue precisamente esta forma de proceder, aunada al apoyo incondicional de Antonio Franco "El Tableao", lo que permitió que el equipo de Eloy Cavazos funcionara como un engranaje perfecto donde Rafael Báez fue visto como el gran director y estratega de una carrera ejemplar.
Hablar de don Rafael Báez es hablar de un hombre serio para los tratos; duro, también, si cabe, en las negociaciones; astuto como el que más en los sorteos, y buen motivador en los callejones, donde su consejo, breve y oportuno, fue, en muchas tardes difíciles, el mayor aliento para Eloy Cavazos.
Este venezolano por nacimiento, y mexicano de corazón, como recientemente le ha llamado el empresario Pepe Arroyo, ya forma parte de la historia reciente de la Fiesta de los toros, y su jerarquía es respetada no sólo en México sino en todos los países taurinos.
A Rafael Báez seguiremos mirándolo como una gran institución; un hombre de carácter, decidido y recio, agudo y puntilloso en su comentarios, y amigable en su trato personal. Él sabe bien dónde y cómo; con quién y cuándo, pues sigue siendo la imagen fiel del apoderado independiente. Ése que manda, e impone condiciones cuando tiene en las manos a una figura del toreo de época, como lo ha sido Eloy Cavazos al que ha estado vinculado toda una vida, otro hecho que habla de cofianza recíproca, y cariño.
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