Año tras año, la ciudad valenciana de Alicante celebra el solsticio de verano –producido hoy a las 13:28 horas- con verbenas populares cargadas de pasacalles, cabalgatas, ofrendas, música, bailes, cohetes y fuegos artificiales, que hacen reverencia a San Juan Bautista. Son las llamadas "Hogueras de San Juan", fiestas que se oficializaron en la ciudad en el año de 1928.
Del 17 al 20 de junio se plantan las llamadas "hogueras" por todas las calles, zonas y barrios alicantinos. Se trata de monumentos artísticos policromados de cartón- piedra, madera, corcho y pintura, de gran carga satírica, que son prendidos en llamas después del concurso de fuegos artificiales llevado a cabo en el Castillo de Santa Bárbara, ícono de la ciudad que se sitúa sobre el monte Benacantil y desde el que puede apreciarse toda la bahía.
Además, cada año se elige a una "bellesa del foc" (belleza del fuego) que hace las veces de la reina de la festividad.
Sin embargo, hablar de Les Fogueres de Sant Joan (dicho en valenciano), es también hablar de toros. La afición local se conglomera en una plaza de lo mas festiva y salerosa. La gente se viste de playa y todos vienen cargados de las loncheras que resguardan la tan esperada merienda que tiene lugar entre el tercer y cuarto toro. Toda una fiesta.
Por si esto fuera poco, el pasado sábado el equipo local de futbol, el Hércules C.F., logró ascender a la primera división de la liga española, lo que ha enloquecido a la población.
Inmerso en este cálido y cariñoso ambiente, Arturo Macías realizó su sexto paseíllo en plazas de Europa. Lo hizo como Dios manda y de no haber sido por el palco le habría cortado las dos orejas a su primer ejemplar, en una faena de gran conexión con el público. Como siempre, Macías derrochó valentía y voluntad, lo que sin duda contribuyó a conquistar el tendido que pidió con fuerza la segunda oreja y echó bronca al presidente tras negarla. El sexto toro lo brindó al empresario francés Simón Casas, que ha sido uno de lo que más han creído en el mexicano.
No menos importante resultó el debut de Armando Ramírez "Bam- bam", un banderillero de nueva generación, que se encargó de la lidia del sexto toro de la tarde.
Bam-Bam, vestido con un terno color rioja y azabache, bordado en terciopelo, clavó, con el estilo que lo carateriza, dos buenos pares de banderillas en colores verde, blanco y rojo. Este detalle de vestir los palos de banderillas a la "mexicana" que han tenido las plazas españolas en casi todas las comperencias de Macías, rara vez podemos apreciarlo en territorio nacional por encontrarse limitada por la legislación de la materia la utilización de colores patrios para fines distintos a los que permite la ley.
Enhorabuena a dos grandes toreros de México, aunque uno se vista de oro y otro de plata.