La pésima aplicación de la justicia en este país alcanzó a la fiesta de los toros. El domingo pasado en la Plaza México, el juez Roberto Andrade con razón ordenó al queretano Cristian Hernández presentarse ante un juez cívico por negarse a lidiar a su segundo novillo. Antes de tomar esa decisión, usía le mandó decir que su obligación era salir a matarlo, pero no hubo forma de convencerlo: Hernández estaba bloqueado por el pánico.

El muchacho, que corrió como un gamo y protagonizó vergonzosas espantadas, acabó desprendiéndose el añadido en señal de impotencia, rindió su declaración en la delegación correspondiente, no pagó multa y regresó a unos estudios de arquitectura donde no se jugará la vida.

Andrade, que entre paréntesis es un abogado capacitado y director jurídico de una importante compañía telefónica, actuó impecablemente y sentó un importante precedente para que de aquí en adelante un torero lo piense dos veces antes de rajarse. No es justo que un aspirante a la alternativa desperdicie la brillante oportunidad que le brinda la empresa ni que aborte la misión ante un público estoico, aguantador de un aguacero.

El viernes 5 de febrero pasado, durante el festejo del aniversario 64 de la Monumental Plaza México, el galo Sebastián Castella hizo exactamente lo mismo, negarse deliberadamente a matar un toro. Castella puso como pretexto que el ruedo estaba tapizado de cojines; por su parte, Hernández dijo que la arena se encontraba mojada y que sentía miedo, pero para efectos prácticos los dos casos son iguales.

En ambos hubo desacato a un juez que les ordenaba salirle al toro. Tanto Castella como Hernández se metieron al callejón y ninguno de los dos cumplió con la finalidad de darle muerte al animal en turno. Como se recordará, el francés le echó habilidad y hasta volteó la tortilla: consiguió que el toro fuera devuelto a los corrales y anunció el regalo de un sobrero que, por cierto, nunca apareció. Aquella noche, Castella no recibió ni siquiera una amonestación de parte del juez Eduardo Delgado, gozó de impunidad y se marchó tranquilamente a cenar a su hotel, no sin antes manifestar con insolencia ante las grabadoras de los reporteros: "No pasa nada". 

¿Por qué no aprehendieron a la figura extranjera laureada en todo el mundo y sí al torerillo desconocido?, ¿por qué se aplica la justicia con un individuo y con otro no, a pesar de que ambos cometieron la misma falta? ¡Qué país el nuestro tan malinchista!  
  
Invitado

El forcado retirado Gerardo del Villar será nuestro invitado para comentar la actuación de los Forcados de Juriquilla el próximo domingo durante la transmisión por televisión de la corrida de feria en San Juan del Río, Querétaro, a través de Unicable.

Saldrá por delante el rejoneador José Ignacio Corral y a pie partirán plaza Eulalio López "Zotoluco", José María Luévano y Octavio García "El Payo", con toros de la ganadería queretana de Xajay.

Será la presentación de Alonso Cuevas como apoderado de Eulalio. Cuevas lo es también del caballista Corral. La transmisión arrancará a las cuatro en punto de la tarde.