La asociación animalista PETA, protestó contra las corridas de toros en la fachada del Palacio Apostólico en El Vaticano, actual residencia del Papa León XIV, a quien le enviaron mensajes pidiendo que rompa relaciones con la industria taurina, así como de que termine con la tauromaquia en los distintos países donde se practica.

En la serie de proyecciones dirigidas hacia el monumento histórico, pudieron leerse proclamas como "200 mil católicos ruegan que termines con los toros" o "las corridas de toros son pecado". En una de las absurdas escenas, se muestra a Jesús interrumpiendo una corrida al colocarse entre el animal y el torero. 

Posteriormente, la proyección muestra a la Virgen María llorando junto a un toro herido. En este sentido, la Fundación Toro de Lidia, criticó la protesta en redes sociales y recordó que PETA recibe 50 millones de dólares anuales para acabar con la tauromaquia.

Resulta interesante observar como estos grupos animalistas siguen haciendo su trabajo en distintos frentes –bien organizados y con recursos humanos y económicos–, aunque a veces no sean ni siquiera los indicados, como en este caso del Vaticano. Sin embargo, la cobertura y el impacto mediático de este tipo de manifestaciones, siempre genera adhesiones entre aquellos que comulgan con su causa.

Aunque no se ha podido confirmar si el Papa León XIV acudió a alguna fiesta popular taurina durante su estancia de 20 años en Perú, concretamente en la diócesis de Chiclayo (de donde es originario el matador Juan Carlos Cubas, uno de los toreros peruanos más representativos de estos años) seguramente es consciente de la relevancia del toro como un elemento sincrético, así como del rasgo cultural de la tauromaquia en el país hermano.