Hoy se ha convertido en el torero de Guadalajara al cortarle una oreja al primero de su lote y las dos al cierra plaza, por un par de faenas pletóricas de buen toreo y entrega que le fue correspondida de igual manera por la compleja afición tapatía.
No falló el olfato. Hoy podía ser la tarde para que Diego se consagrara en esta plaza y, no sé si el hijo del maestro Ernesto así lo vio, pero la verdad sea dicha, el joven espada así salió ¡O es hoy, o es hoy!
Los pupilos de don José Garfias adolecieron de fortaleza, mas no de la viveza que tiene un toro con edad. Mexicanísimos de tipo y hechuras, con variantes en su comportamiento, mas con nobleza también, pero eso sí, no les convencías con caramelos.
Al tercero de la tarde lo recibió San Román con dos afarolados, un par de verónicas, ambos de hinojos, para seguir con chicuelinas ya de pie que le fueron muy ovacionadas -ya se notaba la inclinación de la parroquia hacia Diego.
Atinadamente, el toro recibió un castigo mínimo.
"Ecologista", un precioso colorado, astifino hasta decir basta embistió, paso a paso -como para quitarle el sueño a cualquiera-. El joven de Querétaro lo consiente, le da pausa y con mucho aguante lo remata con el de pecho. La plaza ruge. Pero con lo que siguió estalló. Inicia con trincherazo ligado a templadísimos redondos… redondos por derecha, que remata con el de pecho y un torerísimo desdén. Le siguió un molinete de hinojos ligado con otro redondo, y el de pecho así, de hinojos. Abrochó la faena con tres dosantinas, un pinchazo en lo alto y una entera fulminante, para cortar una oreja.
El cierra plaza, segundo de su lote, un toro negro, serio, cornipaso, abanto de salida, bien se hizo de él con la capa.
En el último tercio, a "Valeroso" le faltó fuerza ¡pero a Diego le sobra entrega! Y se pone ahí. Los pitones rozan los alamares y consigue que la plaza entera le brinde al unísono el grito consagratorio, se faja en serio en pases, tanto por derecha, como por izquierda. Cuando se entrega en la suerte suprema deja una espectacular entera de efectos fulminantes. El de José Garfias rueda "patas pa’rriba" y la plaza entera le exige a la autoridad las dos orejas, que concede sin remilgos.
Ojo. San Román ahora convence con su entrega, pero ésta es un complemento de su bien hacer.
Cuan grato es ver torear al aguascalentense, Juan Pablo Sánchez.
Al abre plaza lo recibió con la capa en lances fundamentales, que me hicieron saborear -y recordar- aquella expresión de los antiguos: "verónicas de patita levant’á".
Con la muleta empezó con toreo por bajo con una rodilla en tierra. Juan pablo le aguantó horrores, pero con arte, a un ejemplar tardo, que amagaba pararse a media suerte. El clímax fue uno de pecho redondo, con cambio de mano que ovacionó todo el graderío. Todo acabó cuando "Arraigado", de plano se paró. Sánchez dejó un pinchazo, y al primer intento con la corta despachó al de José Garfias.
El cuarto de la tarde, dicho sea, de plano… fue un mármol. Juan Pablo intentó consentirle. Llevarlo con pinzas, pero nada funcionó. No caminó y hubo que abreviar-el público reconoció la entregada labor de Sánchez.
El santo de espalda fue para el gaditano, Ginés Marín. Al primero de su lote, le faltó fuerza hasta para caminar. Con la muleta, Ginés trató, pero el astado francamente se desplomó, y no hubo poder humano que lo hiciera levantarse. El juez ordenó que fuera apuntillado. Para colmo, cuando se acercó el puntillero, se incorporó. El de Jerez de la Frontera dejó una entera que bastó.
El quinto de la tarde, un poco menos, pero también adoleció de fuerza, aunque se movió mucho más. Embistió humillado con emotividad, pero desarrolló la tendencia a meterse. Y cuando se encontró al torero, le recetó un achuchón y enseguida comenzó a buscarlo- Ahí se acabó el corrido. Marín no quiso saber nada más y abrevió. Despachó al toro con una entera.