Genny López Valenzuela, diputada del Partido Verde Ecologista de México, presentó una iniciativa para celebrar corridas sin sangre en la ciudad de Aguascalientes, mediante una iniciativa que va en consonancia con lo ocurrido en la capital del país, misma que no va a prosperar porque no tiene sustento ni apoyo en el congreso local.
"Yo lo he dicho abiertamente, no soy antitaurina, soy defensora de los derechos de los animales. Si los taurinos realmente aman al toro, entonces esta es la mejor forma de demostrarlo; quererlos vivos. Sigamos construyendo un Aguascalientes más justo y moderno", comentó la legisladora en una parte de su mensaje, que por lo visto no entiende en absoluto como se cría al toro y cual es su esencia genética. Este tipo de mociones lo que buscan es visibilidad mediática y aprovechar a la Fiesta Brava para intereses políticos.
En contrapeso a esta nueva y absurda propuesta prohibicionista, llamó la atención la respuesta inmediata por parte de Leonardo Montañez, alcalde de Aguascalientes: "Como presidente yo actualmente me ciño a lo que nos marque el código municipal, y en este momento está bien la normatividad, por el momento, los toros, es un espectáculo que seguirá su marcha".
Esta iniciativa deja entrever el ánimo encendido de los prohibicionistas de todo el país, que están aprovechado la coyuntura de la votación del Congreso de los Diputados de la Ciudad de México.
De hecho, esta nueva amenaza se suma a la propuesta hecha por Humberto Aldana Navarro, del partido Morena, quien presentó una iniciativa de carácter nacional, que busca la misma finalidad. Su postura prohibicionista de 74 folios, tiene que ver con la llamada "Ley de Bienestar Animal", cuyo Capítulo II artículo 67 habla de nuevas sanciones y restricciones a los espectáculos públicos con animales.
Por su parte, la coordinadora del Partido Verde de Michoacán, Sandra Arreola Ruiz, anunció que se trabaja en la implementación de un modelo de "corrida si violencia" en este estado.
Merece la pena explicar a la sociedad en general, que lo ocurrido en la Ciudad de México se trata de una prohibición encubierta y así tratar de contrarrestar el discurso de los políticos, que pretenden hacer ver que han inventado un modelo de corrida sin violencia como una solución ideal, pero que va en contra de cualquier lógica que establece la tradición taurina.