Esta triste e impactante noticia ha causado un gran impacto entre la familia Labastida, así como en el medio taurino potosino, donde ella era una persona sumamente apreciada y cuya vida ha tenido este inesperado y trágico desenlace, que nos viene a recodar el peligro que entraña el toro de lidia, inclusive en su hábitat.

Rocío era una mujer alegre y entusiasta que, debido a su matrimonio con Gerardo, trató a muchos ganaderos y toreros, ya fuera en las ganaderías o en las corridas de toros. Su fallecimiento viene a recordar otros accidentes similares ocurridos en el país, en distintas ganaderías. El más reciente fue el de don Alejandro Arena, en Villa Carmela en el año 2016, o las múltiples cornadas que un toro le pegó al matador Rafael García en su rancho de Tequisquiapan, y que también le ocasionaron la muerte.

Desde aquí enviamos nuestras más sentidas condolencias a su esposo Gerardo y sus hijos, y al resto de su familia, una de las más importantes del campo bravo mexicano a lo largo de la historia, los Labastida. Descanse en paz.