Porque la rivalidad siempre será el motor del crecimiento, y más en un espectáculo como es el del rejoneo en que es importante que una figura como Guillermo comprenda que es necesario promover y posicionar la corrida de rejones, además de favorecer que existan oportunidades para los rejoneadores mexicanos, algo que es fundamental para que crezca el nivel de toreo en nuestro país.
Y a los rejoneadores hay que verlos con rejoneadores, alternando entre sí, mostrando sus cualidades de equitadores y haciendo cada quien lo suyo con su respectiva cuadra de caballos, para ofrecer un espectáculo que, en corridas de este formato, tiene un mayor relieve de cara a lo que es el rejoneo, mucho más elocuente que ver a un caballista toreando un festejo con toreros a pie, en corridas mixtas, donde no compite contra nadie.
Así que, de entrada, ver y equiparar las cuadras de cada rejoneador, conocer ese momento fino de cada caballo y apreciar su evolución, va de la mano con el disfrute de un arte tan comprometido y difícil como es del toreo a caballo, donde es preciso encontrar ese equilibrio entre tres voluntades que están en juego: la del toro; la del caballo, y la del torero, que en este caso es el hábil negociador entre los otros dos para que el toreo fluya como sucedió hoy en la plaza "Conchita Cintrón" del Centro Caballar de Paco Barona que, como siempre, volvió a distinguirse como una excelente anfitrión.
El ambiente que se vivió fue emotivo desde el inicio de la corrida, pues abrió plaza otro joven, mucho más joven que los dos matadores del cartel. Se trataba de Emilio Cano, un sobrino de Paco que ya está haciendo sus pinitos en esto del rejoneo, y a pesar de su lógico verdor, procuró hacer las cosas bien y se vio desenvuelto ante un bravo toro de Marrón, al que un innecesario segundo rejón de castigo mermó más de la cuenta.
Aunque viéndolo con buenos ojos, quizá este hecho incidió para que Emilio anduviera más desahogado, tratando de agradar al público, entre el que se encontraban amigos y familiares que lo estuvieron alentando en todo momento.
Después de parar al de Marrón montando a la yegua "Isolda", y de clavar una primera banderilla, Emilio sacó a "Farol" para dejar dos banderillas al violín, y más tarde clavar, sobre los lomos de "Gallito", una banderilla corta de lo que fue apenas un discreto esbozo de faena, la de un principiante que, teniendo oportunidades como ésta, seguramente se irá placeando.
Al final de la lidia no estuvo fino a la hora de matar y le regalaron una oreja para motivarlo, y en ese instante parecía que el juez de plaza, que la otra vez sacó tres pañuelos verdes sin pestañear, iba a encaminarse por ese derrotero del triunfalismo. Pero, afortunadamente, no era el mismo juez, y éste estuvo menos obsequioso que el de aquella corrida del 9 diciembre de 2023, en que también toreó Pablo Hermoso con los dos rejoneadores de hoy, en una corrida que, a fin de cuentas, terminó por detonar este atractivo mano a mano entre Guillermo y Tarik.
Guillermo brindó su primer toro al ganadero Pepe Marrón, en agradecimiento a tantos toros buenos que, tanto a su padre como a él, les ha echado en esta larga temporada de los toreros navarros en el México, y el cárdeno claro, de bonitas hechuras, corrido en segundo lugar, no falló; tuvo calidad y le permitió a Guillermo gustarse en varios pasajes de su excelente lidia, de la que destacó el asentado y milimétrico toreo de salida al doblarse con maestría en un palmo de terreno. Más tarde toreó con "Morteiro", una nueva estrella, caballo dotado de fuerza y expresión. Luego realizó una ajustada pirueta que deleitó al público y toreo con temple, dando el pecho de sus caballos y con mucha verdad, en una faena de altos vuelos.
Una estocada en la que ahondó el rejón de muerte con habilidad, le puso en las manos las dos primeras orejas de su cuenta personal, y así fue como fijó su meta de cara a Tarik, que hizo una primera faena aseada, pero sin mayor emoción, porque el tercero de la corrida fue un toro noble pero un tanto soso que no contribuyó demasiado a que el queretano se rompiera. No obstante, desde salida se dobló con temple con "Kalimán", y luego toreó con "Sargento" y "Faraón", para rematar su labor sobre "Espartano", lo que consiguió de forma eficaz con un certero rejón de muerte para cortar dos orejas e igualar a Guillermo.
A diferencia de lo que había realizado Hermoso con su primer toro, que junto al de Emilio Cano fue el otro toro bueno de la corrida, con el deslucido y flojo cuarto estuvo cumplidor y resolutivo, tratando de ponerle ese punto de chispa que le faltaba al de Marrón, y así consiguió pasajes sueltos de calidad, siempre con una excelente doma, pero sin rayar al mismo nivel artístico de su primera faena. En este caso toreó con "Jíbaro", "Extraño", "Orfeo", y el seguro "Justiciero", y al final cortó una oreja para sumar un total de tres trofeos.
Tarik ya tenía la puerta grande abierta, y la salida a hombros garantizada al lado de Guillermo, pero quizá sabía que no se podía ir sin dejar constancia de su calidad como torero a caballo, en esta que apena fue su cuarta corrida en el escalafón mayor desde que se doctoró en Juriquilla el pasado 1 de noviembre. Así que apretó el acelerador a fondo y sacó otros caballos sumamente bien domados, de preciosa lámina, con uno aires extraordinarios, en ese afán de ir avanzando en ese aspecto que es fundamental en el toreo a caballo: tener un dominio perfecto sobres sus monturas.
La riesgosa apuesta de la porta gayola ahí quedó, pues no es frecuente ver a un rejoneador más allá del tercio opuesto a toriles, esperando la salida del toro e ir de frente a encontrarlo en los medios para quebrar en la cara y clavar el rejón de castigo, tal y como hizo con ese otro magnífico caballo que es “Joselito”. Lo malo fue que abrió de más al de Marrón al realizar la suerte y le clavó un rejón trasero y contrario. A pesar de ello, el toro acabó embistiendo con mucha nobleza y Tarik estuvo muy bien en banderillas con "Fino" y "Divino". Tras adornarse con "Espartano" entró a matar y el toro se amorcilló, tardó en doblar, y Tarik se atascó con el descabello. Así perdió la oreja de peso que tenía ganada.
Con un ambiente familiar, de compañerismo y buena vibra, concluyo esta corrida de rejones en la que un par de simpáticos niños, uno vestido de corto y el otro de luces, se dieron vuelo toreando en el tendido y también en el ruedo, una vez que Guillermo los invitó a bajar al redondel, en una demostración fehaciente de que la Fiesta no daña la mente de los niños, sino todo lo contrario, y el sentimiento del toreo tiene la capacidad de anidar en cualquier alma sensible, como en la de esos dos pequeños soñadores de gloria que hoy la pasaron de lujo, como todo el público que acudió a este interesante mano a mano.