El empresario taurino y apoderado José San Martín falleció el día de hoy de un infarto, en su casa de Tepozotlán, en el estado de México, a los 82 años, según han confirmado familiares que tenían contacto estrecho con él, y su partida representa la culminación de una época romántica del empresariado taurino, que tanta falta hace hoy día para las bases del toreo, como son los maletillas o novilleros que apenas comienzan su carrera.
Nacido en la ciudad de México en el 9 de marzo de 1942, desde joven mostró inclinación por el toreo y sus entrañas, y siempre estuvo cerca del ambiente taurino, y llegó a torear como novillero en la Plaza México, en una novillada de selección celebrada el 16 de septiembre de 1972. Alternó con otros cinco debutantes: Manuel del Prado "El Triste", Manolo de los Ríos, Armando "El Ratón" Tovar, José Ávila "El Ciro", José Luis Torres y Javier Ayala, con novillos de La Ventilla.
Una vez que dejó de torear, se percató de las necesidades de un mercado que ya tenía sus promotores, pero que necesitaba del impulso de alguien decidido a hacer las cosas de manera diferente y, sobre todo, con una gran dedicación y originalidad.
El detonante de su carrera profesional tuvo lugar en 1976, cuando se le ocurrió organizar la Feria Nacional del Novillero, de la que salió lanzado ese fino artista como es Alfredo Gómez "El Brillante", uno de los mejores novilleros de su tiempo. Un lustro después, en complicidad con don Pedro Moreno, que fue uno de sus más leales amigos, montó una serie de vacadas en la plaza "Nuevo Progreso" de Guadalajara de las que surgieron varios toreros interesantes, el más destacado, sin lugar a dudas, Eulalio López "Zotoluco", que aprovechó esta plataforma de lanzamiento en el año de 1982, cuando apenas contaba con 14 años, para dar sus primeros pasos en los toros.
Andando el tiempo, Pepe San Martín tuvo la capacidad de persuadir a Telmex, a Patricio Slim Domit, específicamente, para que lo apoyara en la realización de una feria de novilladas bajo la firma de esta importante empresa telefónica, y fue así como volvió a dar guerra en los despachos, en las presidencias municipales de los pueblos y en el campo, siempre con el apoyo de la prensa, a la que trató con respeto y agradecimiento, para seguir sacando toreros.
De esa iniciativa surgieron varios espadas de renombre, entre ellos Fermín Spinola, que fue el más destacado de su generación, y al que llevó hasta la alternativa en el año 2000. Tres años más tarde ayudó a consolidar la carrera de la novillera Hilda Tenorio y de Juanito Chávez, además de ayudar a la formación de Joselito Adame, que durante más de dos temporadas toreó muchos festejos bajo su férula, cuando era niño becerrista. Ahí surgió aquella nueva empresa denominada Fiesta Futura, que representaba muy bien los ideales de San Martín.
Orgulloso se sentía don Pepe de todos estos logros, pero su modestia le impedía cantarlos en alto, y prefería relatarlos en la intimidad, cuando estaba a gusto y entre los taurinos que lo respetaban y sabían de su entusiasta trabajo a lo largo de más de 50 años en el medio taurino.
Soñador, empeñoso, y pícaro por momentos, además de sagaz e inteligente, Pepe San Martín deja una huella profunda en el medio de los toros de México, ahí donde hoy día están en peligro de extinción este tipo de empresarios a través de cuyo trabajo se formaron algunos otros empresarios, muy pocos, por cierto, que todavía luchan por la difícil causa de los novilleros.
Don Pepe dedicó toda su vida al toro, con capacidad de escuchar, dialogar y hasta de tratar de reinventarse a sí mismo, pues no dejó un sólo día de su existencia a pensar en proyectos que realizar, aunque algunos de ellos fueran complicadas quimeras. Sin embargo, esa forma de pensar lo mantuvo atado a un concepto de hacer Fiesta, que quizá a veces no convencía a todos, pero que al final servía a muchos, y se traducía en la organización de festejos que abrían oportunidades para los más necesitados.
Su cuerpo está siendo velado en la Agencia Funeraria Norvián de Fuentes del Valle, Estado de México, localizada en la avenida José López Portillo 260, colonia San Mateo Cuautepec, en Tultitlán, donde, por cierto, también llegó a dar toros. Mañana será incinerado a las 11:00 horas.
Desde estas breves líneas expresamos nuestro más sentido pésame a sus familiares y amigos, y a todos aquellos a los que, de una u otra manera, brindó una oportunidad: la de tratar de realizar sus sueños y convertirse en toreros. Descanse en paz ese pintoresco y emblemático personaje de nuestra Fiesta.