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¿Reducir la sangre?

Jueves, 14 Nov 2024    CDMX    Juan Antonio de Labra | Foto: TauroInnova   
La Fiesta está ante una encrucijada decisiva en tiempos políticos
Ya se veía venir. Así, sin más. Adjetivos como "modificar", "adaptar", "actualizar" o "modernizar", habían estado en boca de distintos actores de la Fiesta Brava desde hace algunos años, y parece que llegó la hora de ejecutar dicha estrategia antes de que los toros sean prohibidos

La encrucijada está a la vista: renovarse o morir, porque en la Cámara de Diputados se han aprobado diversas reformas a la Constitución en materia de bienestar animal, y estos cambios incidirán en una revisión de los espectáculos taurinos, a los que todavía les queda una opción, que parece ser la única viable: "reducir la sangre", algo que en la práctica no es un asunto sencillo de resolver.

Sin embargo, la invención de unas nuevas herramientas para la lidia, creadas por el matador Manolo Sales y el médico veterinario Julio Fernández, parece que han dictado la hoja de ruta a seguir. De hecho, varios de estos trebejos ya se utilizan en las corridas, sobre todo las puyas y las espadas, y habría que explorar si, ante esta nueva disyuntiva, se consigue implementarlas de manera inmediata con el difícil objetivo de "reducir la sangre" en los festejos taurinos.

Por otra parte, el logro parlamentario será conseguir que la Fiesta Brava no se prohíba, pero que tampoco se llegue a la instancia de que se convierta en incruenta, porque eso significaría su final. Así que, si esos utensilios –y argumentos– entran en el aro de la política, la tauromaquia en México se habrá salvado, y servirá para paliar unas protestas que nunca dejarán de escucharse por parte de los grupos prohibicionistas, promotores de una ideología devastadora para el ser humano.

Habrá que hilar muy fino en esta encomienda legislativa, y es posible que, ante esta compleja situación, sea el momento de pensar en otra idea que anda circulando por ahí, la de crear un reglamento taurino nacional, con la finalidad de homogenizar el desarrollo del espectáculo a lo largo y ancho del país y, por tanto, garantizar su existencia.

Si la Fiesta sobrevivió durante los dos años y medio recientes tras el injusto embate jurídico, con la admisión derivado de la actitud irresponsable de varios jueces, la paradoja en estos tiempos políticos nos lleva a otro terreno, quizá el que puede otorgar una mayor certidumbre a la tauromaquia: el legislativo.

Pero… ¿Qué Fiesta queremos? En un medio autodestructivo como es el taurino, donde la desunión de los sectores que lo conforman siempre lucha en su contra, no será fácil encauzar este derrotero legislativo.

Entre tanto, lo que se vaya a hacer deberá tener en consideración un trato digno a la esencia genética del toro de lidia, el respeto para el aficionado, la reivindicación de las tradiciones culturales, y la garantía al trabajo para miles de familias que viven de la tauromaquia, un rasgo de identidad de una importante comunidad.


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