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Cortoplacismo taurino

Sábado, 28 Sep 2024    Guadalajara, Jal.    Antonio Casanueva | Foto: IA   
"...Con la noticia de One Toro TV, todos perdemos..."
La sabiduría popular critica la visión cortoplacista con refranes como "Pan para hoy, hambre para mañana", "Más vale prevenir que lamentar" o "No por mucho madrugar, amanece más temprano". Me acordé de ellos con el comunicado de One Toro TV donde dan a conocer la cancelación de las transmisiones de televisión  de la Feria de San Miguel de Sevilla y la Feria de Otoño de Madrid. 

La plataforma explica que en dos temporadas han perdido 12 millones de euros, situación que califican de inviable desde una perspectiva financiera. Argumentan, como causa del fracaso, derechos de imagen inequitativos por parte de los profesionales taurinos y piratería de los aficionados. Los datos que presentan de los tramposos son espeluznantes: En España, tres de cada cuatro ven las corridas en forma ilegal, mientras que en México y Perú solo uno de cada veinte espectadores pagan por las emisiones de la plataforma.

La televisión siempre ha sido controvertida en el medio taurino. Figuras de época como Manolo Martínez o José Tomás fueron contrarios a que se televisaran sus actuaciones. Hasta antes del comunicado, con One Toro TV todos parecíamos contentos: producciones de alta calidad, acceso desde distintos dispositivos y generosos emolumentos a los actuantes.

Tengo la impresión que el cortoplacismo hizo presa de los involucrados y es un indicador de los vicios que afectan a la Fiesta Brava. Analicemos lo que pasó con cada uno de los que participaron y que hoy son afectados.

En primera instancia One Toro TV y sus inversionistas. Para enseñar proyecciones financieras de flujo de efectivo, utilidad y rentabilidad a mis alumnos del MBA en el IPADE, utilizo un caso de Multivisión. En el 2002, la televisora estaba evaluando migrar a una nueva tecnología que modificaría su modelo de negocio. En el aula, pongo a mis estudiantes a proyectar los estados financieros bajo una serie de supuestos. 

Los enseño a estimar el mercado y a traducir la estrategia en términos financieros. Las estimaciones indican que, en los dos primeros años, el nuevo producto les arrojará perdidas espeluznantes. En ese momento, los pongo a discutir si los accionistas deberían o no invertir. Fácilmente, se dan cuenta que uno o, incluso, dos años es un plazo corto para evaluar el proyecto. Así que les encargo hacer las proyecciones a cinco años y ellos mismos se percatan de los errores de sus análisis iniciales.

Es obvio que los ejecutivos One Toro Tv no realizaron un ejercicio como el que le propongo a mis alumnos. Dado que existía información previa sobre el modelo que había implementado Canal Plus, era relativamente sencillo realizar proyecciones financieras. Como les hago ver a los participantes del MBA, dos años es un plazo insuficiente para evaluar una inversión de este tipo. El hecho de que cancelaran a la mitad de un ciclo, muestra los errores que cometieron tanto en sus pronósticos, como en la ejecución de la estrategia.

No podemos responsabilizar a los emprendedores de lo que sucede en la Fiesta Brava. Ellos apostaron –quizá sin la asesoría adecuada– y perdieron. Pierde más el sector taurino. Sucede por codicia. 

Al enterarse que la plataforma estaba perdiendo dinero, ¿no pudieron haber sido generosos y flexibilizar sus condiciones? ¿No hubiera sido mejor sacrificar sus derechos para darle viabilidad a One Toro TV?

Y si lo vemos desde la perspectiva de los aficionados, ¿valió la pena andar buscando ligas piratas o preguntando quién podía retransmitir la señal en Facebook o en otras redes sociales? ¿No hubiera sido mejor que todos pagáramos por la señal? Pasa similar en las plazas de toros, ¿cuántos taurinos de cepa buscan colarse a los callejones, conseguir un pase o una cortesía para evitar la molestia de pasar por la taquilla? 

Entendemos que el espectáculo taurino es costoso, pero si realmente nos apasiona, vale la pena pagarlo. Con la noticia de One Toro TV todos perdemos. Es el momento de reflexionar sobre las consecuencias de ser cortoplacistas, porque como bien dicen nuestras abuelas: "Lo barato sale caro".


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