"Si esto es lo que hay que pasar para ser figura del toreo, lo volvería a pasar una y mil veces más", expresó con tenue voz el novillero zacatecano César Pacheco, a diez días de haber sufrido una grave cornada en el cuello, en Calasparra, Murcia, el pasado 4 de septiembre.
Era apenas su segunda novillada, tras su debut en Segovia quince días antes, cuando el segundo novillo de Los Chospes le hundió el cuerno en el cuello, causándole un profuso sangrado que lo tuvo al borde de la muerte.
"De verdad que muy contento por estar con vida y muy agradecido con toda la familia taurina que se volcaron conmigo y aquellos que en el hospital se convirtieron como en una segunda familia para mí. Físicamente, me encuentro fuerte, pero muy mermado y mentalmente bien, consciente que esto es lo que hacen los toros".
Además de la herida en el cuello, Pacheco resultó con otra más en la axila y fisuras en algunas costillas. Su próxima cita con el doctor Ricardo Robles, quien le salvó la vida, será el día 25, cuando valorará su estado de salud en general.
Por ahora debo de estar tranquilo, no hacer esfuerzo porque la herida es grande y causó muchos daños”.
En la breve entrevista, César narra aquellos momentos trágicos que vivió en el ruedo, hasta antes de ser intervenido.
"No perdí el conocimiento en ningún momento. Pasó el percance y lo primerito que recuerdo es que de la vista estaba nublado, no sabía por qué, ni siquiera sabía que tenía esa cornada, ni la de la axila. Solo tenía la sensación de que algo estaba pasando ahí y que no era nada bueno. Lo primero que escucho es al banderillero y matador de toros, Jesús Fernández, decir "¡taparle!", pero con un grito que se escuchó en toda la plaza".
Cuenta que en la ambulancia iba quejándose mucho y que solo sentía piquetes de las inyecciones por todos lados, pero nada le dolía y que iba platicando mucho, pero no sabía si era por el susto o los nervios.
"Iba preguntando si le metí la espada al novillo y si le corté algo, si le contaron lo bien que estuve al apoderado Pedro Haces. Estaba preocupado por mi mamá que iba a ver las fotos, todo desangrándome ahí como un cerdo, suena feo, pero así era, pero el doctor me decía "cállate, mientras más hables…. Y luego me decía háblameee. Empecé a sentir los latidos en el cuello y sentía que se me salía el corazón por ahí. Tuve una sensación de estarme asfixiando, ahogando, y querer pedir ayuda y no poder hablar, ni nada, y ahí perdí el conocimiento".
Por la cornada, César no podrá cumplir con la fecha que tenía contratada ante sus paisanos en la novillada de la Feria de Zacatecas, el domingo 22 de septiembre. Pero seguramente en los próximos meses, una vez que se recupere plenamente, volverá a vestirse de luces para alcanzar su sueño de recibir la alternativa de matador de toros.
"Lo único que tengo ahora mismo es agradecimiento con Dios, con la vida y todas las personas que hicieron oración por mí. Este percance solo vino a reafirmar mi deseo de ser figura del toreo y estoy dispuesto y dar el paso que sea necesario para llegar a donde quiero", finalizó.