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Con más candor que objetividad

Sábado, 24 Ago 2024    Guadalajara, Jal.    Antonio Casanueva | Foto: Archivo   
"...desarrollando delicadeza, refinamiento y exquisitez..."
Los novilleros prometedores nos hacen ilusionarnos con el futuro de la fiesta. Dentro de los muchos problemas que rodean a los toros en México, está la falta de figuras. Llevamos décadas sin que haya un torero mexicano que arrastre y llene las plazas. Por eso, quizá movido más por la esperanza que por la razón, cuando un chaval entusiasma con fuerza, siento optimismo de que pueda surgir un heredero de aquellos que dieron fama a la tauromaquia nacional.

La semana pasada triunfaron con esa rotundidad que invita a soñar, Axel López en Morelia y Bruno Aloi en la Plaza México. Dos novilleros de corte artista, de esos que tienen el pellizco para levantar a los aficionados de sus asientos con lance o un remate.

El año pasado fueron los dos triunfadores de las novilladas de la Nuevo Progreso en Guadalajara. Axel había debutado con muy poco rodaje, pese a ello cautivó a sus paisanos por la suavidad de su toreo. Aloi llegó precedido de muy buenos comentarios de taurinos de distintas partes del país y superó las expectativas. 

Quienes fueron a la novillada en el Palacio del Arte el viernes 16 de agosto dijeron que Axel "armó la algarabía", "levantó a la gente de los asientos", "realizó una gran faena" ... Le tocó en suerte un muy buen novillo de San Marcos al que entendió y lidió con arte. Me dicen que, si lo hubiera matado al primer intento, es muy posible que hubiese cortado el rabo. 

En redes sociales se están difundiendo ampliamente fragmentos de la faena de Bruno Aloi en La México el domingo pasado. Así que, aunque no hayamos sido testigos de primera mano, tenemos más evidencia sobre el contundente triunfo. 

Tanto Axel como Bruno están comenzando a mostrar cualidades de toreros artistas. La fluidez y facilidad con la que estos toreros se desenvuelven en el ruedo queda bien reflejada en las palabras de Antonio José Pradel, quien en el libro "Elogio y refutación de la quietud" se pregunta: "¿Qué es lo que distingue por encima de cualquier otra consideración a un torero artista?" Y se responde: "La facilidad, la naturalidad, el hacer las cosas sin esfuerzo aparente delante de la cara del toro".

Este tipo de espontaneidad y gracia es lo que define a un verdadero artista en el ruedo. Pradel profundiza: "En los toreros artistas como Morante, cuando se acoplan con la embestida del toro, no apreciamos ningún esfuerzo; a lo largo de las distintas suertes, la verdad del toreo fluye con naturalidad. Arte de la levedad en movimiento … La magia viene dada por esta difícil facilidad soberana con la que torean algunos pocos artistas tocados por la gracia. Las suertes entonces surgen claras, suaves y efímeras como todo arte que se sustenta en el aire".

Francisco Narbona, al hablar de Rafael El Gallo, agrega otra característica de los toreros artistas: "garbo. Esa gracia especial, al andar, al torear, al estar en cualquier sitio, que le acompañó siempre".

Los muletazos de Axel me recuerdan el estilo de Guillermo Capetillo: Tersos, lentos, acompañando la embestida con el ritmo del cuerpo. 

Bruno Aloi ha ido desarrollando delicadeza, refinamiento y exquisitez. Cuando se puso de rodillas y templó al novillo de Campo Hermoso, cautivó a los aficionados de La México por la dulzura de los muletazos, que demuestran un don natural que ha ido puliendo con técnica y esfuerzo. 

Es lamentable que La México se haya olvidado que es una plaza de temporada y que la manera de crear ídolos es repetir a los triunfadores. Sin duda, si hubieran vuelto a anunciar a Bruno Aloi, muchos habríamos viajado a la CDMX para verlo. Así se había hecho históricamente con quienes causaban sensación. Y de ahí surgieron aquellos novilleros, algunos de los que hoy son leyenda, que llenaban los tendidos de la plaza más grande del mundo. 

Reconozco que escribo este artículo con cierta ingenuidad, esa misma que me lleva a soñar. Con todo, espero que el garbo, la naturalidad en el toreo y el carisma que demuestran Axel y Bruno puedan convertirlos en esos artistas que arrebatan pasiones y llenan las plazas. ¡Que Dios reparta suerte!


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