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La confirmación de Rafaelillo en Madrid

Domingo, 21 Jul 2024    CDMX    Jorge Raúl Nacif | Infografía: LM   
Se cumplieron 50 años de la ceremonia en la plaza de Las Ventas
Rafael Gil "Rafaelillo" confirmó primero en Las Ventas de Madrid que en la Plaza México, en un hecho atípico para los toreros mexicanos. De tal acontecimiento se cumplieron ya 50 años, pues fue el 18 de julio de 1974 cuando el agitanado diestro tijuanense ratificó el doctorado en la capital de España, donde se ganó el respeto de propios y extraños.

Tal es así que Rafaelillo volvió a pisar el ruedo venteño en cuatro ocasiones más y realizó campañas europeas con cierta regularidad, con triunfos relevantes, como el rabo que cortó en Barcelona en el propio año de 1974. Esto no es tema menor, pues no demasiados toreros aztecas confirman en Las Ventas y han sido capaces de volver.

Aquella tarde de su confirmación en Madrid, Rafael Gil llevó como padrino a Julio Vega "Marismeño", en tanto que Raúl Sánchez fungió como testigo de la ceremonia. El encierro procedió de la ganadería de Camaligera y el toro de la cesión de trastos se llamó "Tarifa".

Rafaelillo tenía 23 años en ese momento, pues nació el 16 de septiembre de 1950, en la ciudad de Tijuana, Baja California. Enamorado del toro, escapó de su casa a los once años para buscar ser torero, sueño que poco a poco fue tomando entidad hasta que se doctoró en San Luis Potosí el 25 de diciembre de 1971, de manos de Manolo Martínez y bajo el testimonio de Francisco Rivera "Paquirri", ante el toro "Caltanguero", de San Martín.

Su última temporada en España fue en 1988, año en el que recibió una dura cornada penetrante de vientre, percance que le dejó algunas secuelas a través del tiempo y, de hecho, tuvo que volver a ser intervenido hace unos nueve años.

La confirmación en la Plaza México, posterior a la efeméride que recordamos hoy, tuvo verificativo la tarde  del 29 de diciembre de aquel año 1974. Su padrino fue Eloy Cavazos, en tanto que Jesús Solórzano fungió de testigo, ante ejemplares del hierro de José Julián Llaguno.

Dotado de una gran personalidad, Rafael Gil "Rafaelillo" siempre ha tenido una forma muy particular de interpretar el toreo, impregnado de detalles de aquellos toreros gitanos y sin dejar de lado el valor que lo ha conducido a pisar terrenos comprometidos y pasarse muy cerca los pitones. Torero de la legua, el romanticismo es el sello más evidente en su tauromaquia y en su forma misma de entender la vida; es torero y vive en torero las 24 horas del día.


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