El matador y empresario Jorge Ávila escribió un texto en recuerdo del ganadero Pepe Foyo Mancilla, quien falleció hace algunos días, y a través de esta emotiva semblanza, Jorge recuerda algunos anecdóticos pasajes en torno a una persona estimada dentro del medio taurino.
Pepe fue ranchero toda su vida en su finca de Motolinía, cerca de San Luis Potosí, por el rumbo de Pinos. Estuvo casado con Araceli Ibargüengoitia, hija de don Manuel, ganadero de San Antonio de Triana, y llevó con mucho tino la parte que le correspondió a ella.
El texto escrito por Jorge dice lo siguiente:
"Ha fallecido Pepe Foyo querido amigo de todos quienes tuvimos la fortuna de conocerlo. Entre ellos, nuestra familia y de manera muy especial, mi hermano Guillermo, con quien compartió una sólida amistad.
Al final de los años cincuenta y durante los sesenta, era habitual verlo en nuestra casa de la calle Jaime Nunó, con un grupo de amigos y compañeros del colegio con el común denominador de haber nacido casi todos, en 1938.
Esa entrañable banda de amigos la formaban entre otros; los hermanos Pinocho y Yuyo Ochoa, Carlos Gouyonet, la Marrana Foyo (hermano de Pepe), Juan Eduardo Werge, la Coyota Alcalde, Rafael Martínez, Ramón Sandoval y Paco Espinoza.
Fueron amigos inseparables desde adolescentes hasta estos últimos años, en que han ido abandonando este mágico, milagroso y placentero existir, con el privilegio de haber vivido a imagen y semejanza de Dios.
Por algún tiempo dejé de ver a Pepe, lo reencontré habiendo emparentado políticamente como concuño de tres estimados amigos míos; Manolo Martínez, Guillermo Suarez del Real y Jesús "Chuyin" de Ávila, este último, entusiasta taurino, socio capaz y participativo en algunas corridas de toros, que montamos en diversas plazas de Zacatecas.
Pepe como ganadero y aficionado a la charrería y a los toros, siempre estuvo dispuesto a apoyar a la tauromaquia, en todo lo que estuviera a su alcance. Recuerdo una novillada de San Antonio de Triana, que se lidió en El Domo de San Luis Potosí. Por su tipo y papeles, bien la pudo haber vendido para cualquier otra plaza, como corrida de toros.
Al reseñarlos, sabiendo lo que me vendía, me dijo con autoridad muy seguro de sí mismo: "Mi querido matador, novillos con posibilidades reales, hará que se cuajen los muchachos".
Muy bien presentados, los novillos-toros que mandó Pepe, propiciaron el triunfo de los novilleros. Fueron enrazados y enclasados, sello característico de San Antonio de Triana.
Querido Pepe, te nos adelantas dejando un imborrable recuerdo de amistad y bonhomía. ¡Te vamos a extrañar! Salúdame a mis hermanos, que seguramente verás en ese cielo prometido, que con creces te supiste ganar. Descansa en en paz.