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Roca Rey le puso nombre a la feria

Sábado, 11 May 2024    CDMX    Juan Antonio de Labra | Infografía: LM   
Mientras que Manzanares, Ortega o De Justo, dejaron su arte
La lista de toreros contratada para el Serial Taurino de Aguascalientes era numerosa, en ese afán de ofrecer una feria muy "abierta", plural e incluyente, digamos que… políticamente correcta. Sin embargo, quizá habría que analizar si esta fórmula es la adecuada para el año entrante o no, ya que hay toreros que, por venir sólo a una tarde, como fue el caso de varias figuras extranjeras, apenas y pudieron mostrarse con el juego de los toros que les tocaron en suerte.

La fórmula de hace algunos años dejaba a muchos toreros fuera, sobre todo cuando el grupo de figuras más interesantes de cara al público firmaba dos corridas por coleta, y a veces eso permitía que su trascendencia a lo largo del ciclo tuviera un mayor calado. Desde luego que esta aseveración no debe tomarse como totalmente cierta si los toros no le embisten a casi nadie. Pero, digamos, sí que cabe una posibilidad más amplia de que triunfen si vienen a dos tardes en lugar de una, en un hecho meramente matemático del aumento de probabilidades.

Roca Rey "come aparte"

La mejor entrada la hizo Andrés Roca Rey el 25 de abril, y si no se llenó la plaza sería por el horrible calor de las últimas gradas del tendido soleado, donde quedaron apenas algunos huecos de cemento caliente a la vista. Este fue un primer logro del peruano, indiscutiblemente, además de acceder a torear una ganadería, la de Corlomé, que nunca había enfrentado, así que doble agradecimiento para él.

Posteriormente, desplegó su sitio, su valor sereno, su claridad de ideas, delante de dos toros –con más fuelle el segundo– a los que cuajó como si estuviera en el patio trasero de su casa recostado en una hamaca, fumándose un ocote.

Las dos primeras orejas le abrieron la puerta de las otros dos, y como el entusiasmo de la gente estaba desbordado, y su espada fue de una contundencia irrefutable, no fue difícil concederle también un rabo para contabilizar el triunfo más abultado de la feria y el más importante de las 87 corridas que ha toreado en México desde que debutó en la plaza de San Miguel El Alto en septiembre de 2015.

Así llegó el famoso "Cóndor de los Andes" a su segunda tarde en Aguascalientes, en la última corrida del ciclo, donde se echó en falta que la entrada no rozara el lleno de su primer paseíllo, después de lo que había ocurrido el día de San Marcos. Pero eso no fue impedimento para que volviera a prodigarse en la que quizá sea la faena más recia del Serial Taurino 2024, misma que pasó desapercibida para la mayoría del público.

Fue la que le hizo a "Vaquero", número 414, negro, con 492 kilos, del hierro de Villa Carmela, un toro encastado, que tuvo temperamento, y al que le plantó cara sin ningún miramiento para zumbárselo sin reparar que en estos próximos días tiene la Feria de San Isidro por delante.

Consciente de que el toro podía desarrollar genio si no lo hubiese toreado con tal seguridad –y hacerle daño si le echaba mano–, Roca Rey tiró la moneda al aire en un gesto de pundonor profesional que habla muy bien del sitio de privilegio que hoy día ocupa en el toreo. Y si a unos no gusta su toreo, es casi seguro que a todos convence.

Una estocada desprendida fue el impedimento para que la autoridad no le concediera la que hubiera sido la oreja de más peso específico de la feria. Pero, seguramente, Andrés se quedó muy satisfecho del deber cumplido, que para eso es la figura del toreo que hoy día parte el bacalao.

Los que más huella dejaron

Aunque no cortó orejas, José María Manzanares cuajó una de las faenas más bellas de la feria, la que le hizo a un toro sobrero de Los Encinos, noble y con la fuerza medida, que embistió con calidad a su perfumada muleta. La gente recibió su toreo como agua de mayo, en un trasteo donde acarició la embestida de "Pegajoso", al que no tuvo el tino de matar correctamente –le colocó una estocada muy contraria, ejecutada al encuentro–, que poco importó a la gente que lo aclamó con verdadera devoción en una saboreada vuelta al ruedo y dejó un magnífico sabor de boca.

Juan Ortega también llegaba de Sevilla con el halo de torero artista, capotero non, e intérprete clásico del toreo, lo que se pudo constatar en la corrida del 28 de abril con los toros de Begoña –y un regalo de San Miguel de Mimiahuapam– con el que enseñoreó su arte de cante grande, el de un torero que, un siglo después, vino a evocar la figura del inolvidable Manuel Jiménez "Chicuelo", y cuya actuación hace pensar en que podría convertirse en un consentido del público mexicano si le dan más toros.

Emilio de Justo se quedó a un tris de cortar una oreja la tarde del 3 de mayo, pues remató con una excelente estocada, pero al segundo intento, una faena que vino a menos a la par del noble toro de Boquilla del Carmen que abrió plaza. El extremeño bordó el toreo con el capote y luego hizo un toreo bello con la muleta, por clásico y relajado, para el más exquisito de los paladares.

Haciendo gala de su jerarquía entre las figuras de los toreros a caballo, Andy Cartagena cuajó sendas faenas de triunfo –la primera sin remate con el rejón de muerte– ante el lote de más prestaciones de toda la feria, perteneciente al hierro de Fernando de la Mora, que a los caballistas les echó toros de encaste Domecq que se sacó de la manga, y que los dejaron expresarse y andar muy a gusto en términos generales. Si la corrida de rejones se repitiera el año siguiente, el nombre del rejoneador alicantino tendría que estar anotado como primero de la lista para encabezar el cartel.

Las figuras de una sola tarde

En dicho sentido, el caso más lamentable fue el de Daniel Luque, que vino como triunfador indiscutible de Sevilla, toreó con técnica y talante resolutivo a sus dos toros de De la Mora, y pocas horas más tarde ya estaba de regreso en España, por lo que su paso por Aguascalientes fue intrascendente, no obstante que, tras su relevante paso por la Maestranza, el de Gerena es uno de los toreros más interesantes para la temporada 2024.

Otro tanto sucedió con Sebastián Castella, que vino a una corrida con la que estuvo francamente bien, y aún sin cortar orejas, dejó en claro la determinación con la que afrontó este compromiso como triunfador del año anterior, con dos faenas, más todavía la segunda, en la que puso su consabido oficio ante los toros de San Miguel de Mimiahuapam que le tocaron en suerte. Su primera faena, frente a un armonioso y exigente castaño, fue la de más valía porque no se arredró con las ráfagas de viento y terminó por torearlo con mucha entrega y sin remate con la espada.

Cayetano, que no venía a torear a México desde hace siete años, y que esta era su tercera corrida en el país, estuvo centrado, conciso y torero, ante dos toros flojos de José Barba, y ya puede anotar en su currículo que toreó en Aguascalientes y dejó detalles que agradaron al público. Y poco más, debido sosería de su lote.

Algo similar ocurrió con Ginés Marín, con los toros de Montecristo de un encierro que tenía mucha voluntad de embestir, pero unas lesiones en las articulaciones (producto de una acidosis ruminal), les impidieron poner de manifiesto lo bueno que llevaban dentro y se cayeron de continuo cuando querían coger las telas por abajo. El jerezano mostró sus buenas maneras y nada más.

Los extranjeros que sí tocaron pelo…

Abrió el ciclo el madrileño Fernando Robleño, que en esta segunda oportunidad tras la del año pasado sí consiguió revalidarse y cortó una merecida oreja a un toro de Barralva con el que estuvo bien, mostrando esa otra faceta que en Europa casi no le dejan enseñar los toros de las ganaderías duras con las que las empresas lo han encasillado.

Antonio Ferrera, que es un torero reconocido y admirado en México, y que en esta Monumental se destapó con aquella luminosa faena al magnífico "Romántico" de Begoña, en abril de 2018, otra vez hizo de las suyas, que es entregarse y dar espectáculo, y cortó una trabajada oreja que lo deja bien posicionado.

Tomás Rufo tuvo la mala fortuna de debutar en México ante la peor entrada del serial, tal y como si estuviera toreando a puerta cerrada, y demostró facilidad para acoplarse a una embestida tan dócil, pero sin chispa, de un par de toros de Boquilla del Carmen ante los que nunca se aburrió.

Su esfuerzo ante el sexto, al que toreó con mimo y empaque, le valió el corte de una oreja que quizá le sirva para venir a tocar la puerta el año que viene y, en caso de contratarse, será bien recibido, a la espera de que más público pueda verlo torear porque también es necesario que las empresas mexicanas vayan renovando la baraja de toreros extranjeros –siempre y cuando no se vuelvan locos con los dineros que piden, aunque no metan gente– y contraten a espadas prometedores, como el toledano.

Y Alejandro Talavante, inspirado, no siempre toreando a favor del segundo toro de su lote, de Bernaldo de Quirós, anduvo sonriente y a gusto para cortar una oreja de ley y ver si es o no uno de los candidatos a ocupar dos puestos en la próxima feria, pues en un torero muy del agrado el público. Habrá que ver resultados de su temporada europea a ver cómo termina el año.


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