Aguascalientes y su feria de San Marcos son un imán que atraen a todo tipo de personajes. Millones de insensatos asisten a la fiesta, a los gallos y a bailar en las calles. Otros ven en los carteles taurinos un pretexto para viajar al centro del país y alejarse de la cotidianidad.

Según cuenta el historiador Jesús Gómez Serrano, la villa de Aguascalientes fue fundada en 1575 en el contexto de la expansión española al norte de país. El objetivo era defender los caminos que comunicaban las minas de Zacatecas con la capital del virreinato. Alrededor de la villa se fueron creando asentamientos, uno de ellos el pueblo de San Marcos que con el tiempo le dio nombre a la famosa feria. San Marcos fue poblado a inicios del siglo XVII por tlaxcaltecas. Interesante porque hoy Aguascalientes y Tlaxcala son dos de los lugares más taurinos de México.

En el 2024 Aguascalientes es una ciudad pujante, un motor económico del Bajío que destaca por su industria electrónica, automotriz, textil y agroalimentaria. Es una ciudad próspera, con empresarios comprometidos con el desarrollo regional. Es, además, un lugar donde se ha logrado una reducción en la percepción de inseguridad, situándose entre los municipios más seguros de México.

Pero durante la primavera, varios días a finales de abril y principios de mayo, la ciudad se transforma. Los aguascalentenses conviven con millones de forasteros para formar una masa que se convierte en un punto de reunión social donde se disfruta la temporada de Feria.

Este año ofrecí llevar a un sobrino gringo. Tengo unos primos que hace más de veinticinco años, como muchos mexicanos, emigraron a Texas en busca de oportunidades. Ian, el hijo menor, si bien habla bien español y había venido a México en varias ocasiones para visitar a su familia, nunca había estado en una corrida de toros o a una pelea de gallos. 

Recorrer las calles y asistir eventos acompañado de un chaval inteligente y curioso que hacía preguntas interesantes, me hizo ver la feria desde otra perspectiva. 

El aprendizaje suele estar identificado con un proceso formal y escolarizado. Las escuelas transmiten conocimientos y juegan un papel relevante en la formación de las siguientes generaciones. Pero cuando pensamos en "formación", nos referimos a un proceso más amplio y profundo. 

La formación no se limita únicamente a la transmisión de conocimientos, sino que implica también el fomento de ideales, valores y creencias. En este sentido, el proceso de formación es más amplio y profundo, ya que busca no solo educar, sino también guiar a las personas hacia un desarrollo integral de su carácter y personalidad. Invita a cada individuo a reflexionar y a trabajar en sí mismo para convertirse en un mejor ser humano, con el objetivo de alcanzar una unidad de vida en la que se reconozca la importancia de la identidad y el propósito en la vida.

Uno de los símbolos identitarios más representativos de Aguascalientes es la canción "Pelea de Gallos" compuesta en 1945 por Juan Santiago Garrido Vargas.

Para los aguascalentenses la feria de San Marcos representa una derrama económica y la oportunidad de vivir un ambiente general de festejo. Estos signos los reconoce la canción. La importancia económica de la feria se observa “con sus chorros de dinero”; mientras que el ambiente es reconocido por su coro al decir: "¡Ay, fiesta bonita! que hasta el alma grita".

Para Ana Victoria Velázquez, investigadora de la Universidad de Aguascalientes, "Pelea de gallos" logra un paralelismo entre popularidad y educación. Argumenta que, fuera de las aulas, la exposición de la población local a la canción “Pelea de gallos” es esencial para traspasar la barrera generacional y, en consecuencia, para mantener su popularidad. 

Con "Pelea de Gallos" los aquicalidenses, como muy pocos pueblos en México, concilian lo que piensan de ellos mismos y lo que los demás perciben de ellos. Esto se logra con la combinación del simbolismo y el nivel de exposición que tienen los habitantes de Aguascalientes a la canción no sólo en la feria, sino en el resto del año.

En Aguascalientes se demuestra la importancia de la educación informal para la construcción, aceptación y permanencia de las identidades regionales. Esta formación se consigue con base en la convivencia y en la presencia cotidiana, lo que la ha consolidado como una tradición.

Aguascalientes emerge como un paradigma de prosperidad y convivencia en México. Su feria de San Marcos no solo representa una celebración cultural arraigada, sino también un motor económico que impulsa el desarrollo regional. Más allá de sus logros económicos, Aguascalientes se distingue por su capacidad para preservar tradiciones, fomentar la seguridad y promover una identidad única entre sus habitantes. Es un testimonio viviente de la riqueza cultural y la hospitalidad mexicana, dejando una impresión perdurable en aquellos que tienen el privilegio de visitarla.

Dejé a mi sobrino en el aeropuerto después de unos días de convivencia. Me dio un abrazo y me dijo que visitar Aguascalientes le habían hecho entender las tradiciones y sus orígenes. Que hoy se sentía más mexicano y orgulloso de serlo. Unos días después, el papá, mi primo, me escribió para decirme que había hecho a un nuevo taurino.