Con un ambientazo de lujo se celebraron las corridas del aniversario de la Plaza México, y en apenas tres fechas, incluida la de su reapertura, se consiguió meter a más de 120 mil personas a los tendidos del coso de Insurgentes, un hecho muy significativo y alentador en estos tiempos tan complicados para la tauromaquia.
Y parece que los barruntos de una nueva suspensión, que amenazaron las corridas del pasado fin de semana, terminaron por dispersarse para dar paso a un mensaje muy claro: la Fiesta Brava está viva en la capital del país, y es menester del sector taurino, y de la empresa, conservarla así porque todo cuanto acontece en este magno escenario, siempre repercute de manera positiva en las plazas de toros de provincia.
La gran cobertura mediática desplegada alrededor de las corridas de La México, con su punto controversial como eje, también sirvió para despertar una mayor atención entre los millones de indiferentes a los que los toros no les llaman la atención, ni para bien ni para mal, y que debemos atraer para nuestra causa en defensa de las garantías individuales en contra de los grupos prohibicionistas.
Porque es innegable que, más allá de los importantes hechos taurinos de estas tres fechas, lo que está en juego es el respeto a las libertades de cualquier sector de la sociedad, y se debe aprovechar la inercia de lo que ha venido ocurriendo desde el pasado 6 de diciembre, fecha en que la Suprema Corte de Justicia de la Nación le dio la razón a la legalidad, para tratar de rediseñar la imagen pública de la tauromaquia.
Con el toro como bandera de autenticidad, y una promoción adecuada, sí se puede conseguir que toda esta buena vibra que hoy día existe alrededor de la Fiesta se consolide en aras de crear un permanente interés no sólo de los aficionados, sino también de ese numeroso contingente de espectadores nuevos que, ya sea por curiosidad o novelería, han decidió acudir a los toros en estos días.
Es ése público que viene a refrescar las caras de los tendidos al que hay que consentir, con la finalidad de retenerlo mediante una oferta atractiva, entregándole un espectáculo digno, donde los valores humanos gocen del mejor escaparate para mostrarse con su verdad, la que emana del enfrentamiento del hombre con el toro.
Ojalá que, en las siguientes corridas, el promedio de entradas no se venga abajo, y se consiga un equilibrio que permita hace una posterior programación estratégica, para volver a poner a los toros de moda y que recobren el nivel de popularidad de otra época.
Por otra parte, cabe enviar una felicitación a la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana por el blindaje de la plaza, y a la empresa por haber contribuido a crear el marco de confianza que se percibió ante el preocupante acoso de los grupos antitaurinos, que en las últimas corridas no fue ni la sombra de lo que había ocurrido el domingo 28 de enero. La mejor manera de apoyar a la Fiesta es yendo a la plaza.