Los taurinos iniciamos el año entusiasmados. Cerramos el 2023 con la noticia de la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que permitirá reabrir la Plaza México, lo que nos inyectó de júbilo y confianza. Además, según lo publicado en Al Toro México, el balance del año fue positivo con un crecimiento de más del seis por ciento de los festejos taurios, y eso a pesar de haber tenido cerrada la plaza de la capital.
En mi carta a los Reyes Magos escribí que lo que más deseaba era escuchar los acordes de Cielo Andaluz y ese "ooolé", con el acento en una larguísima o, con el que en la México se acompaña el paseíllo.
En medio del optimismo, me acordé de lo que decía Edmundo Vallejo, quien fue presidente de GE Latinoamérica y que hoy se desempeña como consejero de empresas, académico y asesor de emprendedores sociales. Una frase que Edmundo le atribuye a Peter Drucker: "Es dramático tener que esperar una crisis para hacer lo que sabías que tenías que hacer y no habías hecho… pero más dramático aún desperdiciar la crisis".
Después de tener la Plaza México cerrada por más de año y medio y con atentados a la fiesta en otras partes del país, estamos conscientes que los abolicionista no nos van a dejar descansar. También sabemos que los problemas de la fiesta brava mexicana no se han originado afuera y que hay muchas cosas que debemos hacer para que la tauromaquia brille como en sus mejores momentos.
Aprovechemos la reapertura de la Plaza México para tomar aquellas acciones que pueden reencausar la fiesta de los toros en México. Para ello, tenemos que pensar en largo plazo y en el bien común. Es decir, no quererse aprovechar de las situaciones para un magro beneficio personal y de cortísimo plazo. Aquí algunas ideas.
A los aficionados: La mejor defensa de la tauromaquia es comprar nuestro boleto y asistir a la plaza. Es ahí dentro, en el coso, donde debemos ser exigentes, no en las redes sociales. Hay que demandar que se cumpla el reglamento, que se presenten los toros con trapío e íntegros y que los artistas actúen con el profesionalismo que el espectáculo requiere.
Profundicemos en nuestros conocimientos taurinos, no sólo para disfrutar más de lo que sucede en el ruedo sino para poder hablar de toros en cualquier foro y así hacer una defensa constante de este rito milenario que tanto nos apasiona. No habrá cartel perfecto, todos tendrán sus "peros"… Seamos constructivos en nuestras críticas y démosle el beneficio de la duda a los empresarios. Un poquito de generosidad en el aplauso y en los reconocimientos no le harán daño a nadie.
A los empresarios: Sean los primeros en cumplir los reglamentos. No podemos esperar que los jueces nos hagan justicia, si ustedes no cumplen las normas que regulan la tauromaquia. El toro y su bravura deben ser el eje del espectáculo. Todo lo demás debe estar subordinado a que allá emoción en el ruedo. Aprovechen el momentum y convoquen no sólo a los taurinos sino al gran público para que se llene la plaza no una vez, sino siempre. Para ello requieren de un marketing innovativo.
Sean imaginativos en la conformación de carteles y no solo pongan a sus cuates. Repitan a los triunfadores. En su momento el doctor Gaona mostró el camino para crear ídolos y es repetir a los que triunfan, por eso la México es plaza de temporada y no de feria. Organicen novilladas, porque el futuro se construye dándole oportunidad a los jóvenes.
A los toreros: ¡Arrímense! La ética de un torero implica que, para tener derecho de matar a un toro, deben poner en riesgo su propia vida. Sean los primeros en darle las ventajas al toro y en exigir trapío e integridad. No se ensañen en la suerte de varas. Salvo gloriosas excepciones, ustedes han sido los más ausentes –y, por lo tanto, los más cuestionados– en la lucha con los animalistas. Demuestren que sí defienden su profesión. Sean valientes y emocionen a los tendidos.
En resumen, seamos generosos con la tauromaquia. Somos herederos de un espectáculo milenario y de cada uno de nosotros dependerá su sobrevivencia. ¡Les deseo un próspero y muy taurino 2024, y que Dios reparta suerte!