El año 2023 está a punto de terminar y hace apenas unos días nos trajo una de las mejores noticias en mucho tiempo: la Plaza México volverá a abrir sus puertas en las próximas semanas, lo que sin duda es un grito de libertad que es urgente hacer extensivo entre la sociedad en general, con la finalidad de contagiarla a favor de nuestro entusiasmo por el respeto a los derechos de todo mundo.
En este día de los Santos Inocentes, quizá a más de alguno se le antojaría gastar la broma de publicar que el coso de Insurgentes va a reabrir con una encerrona de José Tomás, proyecto de cartel que no tendría ningún impedimento legal, pues no hay que olvidar que la empresa ganó un amparo en 2020 en contra de la disposición que obligaba a poner igual número de toreros mexicanos y extranjeros en un mismo cartel.
Esta tomadura de pelo es equiparable a la serie de especulaciones publicadas en distintos medios al respecto de las venideras corridas de la Plaza México. Se trata de "noticias" en las que, por cierto, nunca se citan fuentes, que es una máxima del periodismo. Pero parece que la euforia está desatada, no obstante que todavía faltan varios días para que la empresa informe sobre la anhelada reapertura.
Es necesario que estos primeros carteles despierten un gran interés no sólo entre los aficionados, sino también en un público potencialmente nuevo que está deseoso de saber qué es esto de los toros, luego de haber escuchado la reiterada mentira que ya habían sido prohibidos en la Ciudad de México desde junio de 2022.
Y por ello hay que vislumbrar este hecho coyuntural como una magnífica oportunidad de dar visibilidad mediática a la Fiesta Brava, en una capital donde el espectáculo taurino atesora una larga lista de acontecimientos, que conforman la riqueza histórica de la tauromaquia mundial.
Desde luego que la encomienda de reabrir la plaza no es cosa fácil debido a la complejidad que ahora mismo supone tener toros en el campo con las condiciones de trapío acordes a la categoría de La México. Por otra parte, nunca ha sido fácil conciliar los intereses de las figuras del toreo, sobre todo las ultramarinas, que siempre exigen sus determinadas condiciones.
Sin embargo, es importante sensibilizar a los involucrados para que no antepongan sus intereses personales a los colectivos, y se demuestra una unidad en bloque, para que las cosas vayan fluyendo de la mejor manera. Y aunque, evidentemente, existe cierta urgencia de abrir la plaza y dar toros, tampoco conviene desbarrancarse sin tener bien amarrados esos pequeños detalles detrás de los que siempre se esconderá la calidad.
Entretanto, termina un año muy positivo, con un ligero repunte en el balance general de festejos celebrados, y con magníficas expectativas de aquí a los próximos doce meses de 2024, en los que los toreros jóvenes de la "Cosecha del 22" están llamados a consolidarse y tirar del carro, pues en ellos se cifra la esperanza de futuro a mediano plazo.