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El comentario de Juan Antonio de Labra

Jueves, 05 Oct 2023    CDMX    Juan Antonio de Labra | Opinión     
"...Llegó el momento de pensar en la Generación del 22..."
Cuando El Juli cruzó el albero de la Maestranza para recibir al último toro de la tarde de su despedida a porta gayola, ahí mismo, en esos breves pasos, resumió todo un caminar en figura del toreo, prácticamente desde que indultó al novillo "Feligrés" en la Plaza México, aquel 3 de agosto de 1997.

De hecho, así decidió bautizar la primera propiedad que compró, en Arganda del Rey, que terminó por convertirse en el nuevo hogar de su familia, años antes de llegar a El Freixo, la finca extremeña que, a partir de ahora, se convertirá en su cuartel general, ahí donde rumiará todo cuanto le ha ocurrido como torero.

Aficionado al campo, al caballo, a la crianza del toro bravo, Julián tiene un mundo de posibilidades en esta nueva etapa de su vida, luego de haber sido "un torero de época", de los que dejaron su nombre inscrito con letras de oro en la tauromaquia, y cuya precocidad taurina entronca con ilustres personajes como José Gómez "Gallito" o Fermín Espinosa "Armillita", los más importantes antes de la llegada de este madrileño rubito que desde chiquillo ya tenía metido el toreo en la cabeza.

Con unas cifras impresionantes en su palmarés, El Juli no solo está hecho de números, también de un espíritu competitivo como pocos, alentado por una inmensa vocación que nunca lo apartó de su meta: ser el número uno. Y al margen de los gustos, no hay ningún profesional que no se quite el sombrero delante de Julián, que supo llevar a buen puerto una carrera larga y brillantísima, que nos deja muchos recuerdos. En México, sobre todo, de su primera etapa, la más tierna, la de la sonrisa franca en la cara y el corazón en la mano.

Una vez retirado de los ruedos, el nombre de El Juli se suma al de Enrique Ponce, y a poco está Pablo Hermoso de Mendoza de decir adiós a esta tierra donde también se convirtió en un ídolo. Huérfana, pues, quedará la afición mexicana de ídolos taurinos peninsulares, y con poca presencia extranjera de cara al próximo invierno en las plazas del país.

Así que llegó el momento de pensar en la "Generación del 22". Sí, la que encabeza Héctor Gutiérrez, que no ha cumplido siquiera dos años de alternativa, seguido de Diego San Román, Miguel Aguilar, Juan Pedro Llaguno, Isaac Fonseca y Arturo Gilio, esa maravillosa baraja de caras nuevas de toreros repletos de ambición, cuya atractiva generación viene a emular a la que en su día capitaneó Joselito Adame hace más de 12 años.

Es el momento de que estos nombres se consoliden y las empresas apuesten por ellos, y otros que se vayan sumando a este nuevo carro de la esperanza, con la finalidad de crear un contrapeso a la prohibicionista. Llegó la hora de cerrar filas y pensar en los nuestros. Ojalá que así también lo entiendan las empresas más influyentes de México. Por el bien de la Fiesta.


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