La noche de este jueves, el Museo Zacatecano de Cultura, colgó el primer cartel de "No hay boletos" del Ciclo Cultural Taurino de la Feria Nacional de Zacatecas, todo, para ser testigos del Pregón Taurino que magistralmente dictó el cantautor y matador de toros José María Napoleón.
Las emociones transcurrieron entre la nostalgia, los recuerdos, y las vivencias acumuladas por décadas de romance de Napoleón y esta tierra, la del cielo cruel, testigo de los sueños y andanzas de un maletilla que apiló los sueños de grandeza. En la voz de Napoelón se recordaron esos momentos, las amistades que cultivó junto a Don José Antonio Enríquez, en aquéllas céntricas y comerciales calles de esta bendita tierra, a la que le dedicó un pregón a corazón abierto.
"Se anuncia esta Fiesta que a mí, en lo personal, me ha dado tantas veces vida, no sólo mirando desde el tendido como se juegan la vida los que abajo dejan arte en cada lance como si de brochazos en un lienzo se tratara, con la diferencia de que el lienzo en el que los toreros pintan, es la memoria de aquellos que sentimos en la piel y el corazón el amor por esta fiesta brava”, fue el primer tercio de la lidia.
Con una voz entrecortada, y un cúmulo de nostalgia, continuó para recordar esa época mágica cuando vistió el terno de luces, con la transparencia de las letras con las que ha cautivado a su público, el mismo que le vio jugarse la vida, y que ha llorado en sus conciertos.
"Hoy puedo contar que vestirme de torero es quizás más apasionante que vestir mi traie a la medida para salir a cantar... ese miedo que viví antes de torear, mezclado con la emoción de hacer aquello que siempre me apasionó: TOREAR, mirar la muerte de frente, bailar con ella y saber que en cada tarde había una vida que se iría, la del toro o la mía. Y no se me mal entienda, por qué vestirme para cantar es una de las cosas que más disfruto hacer en mi vida, un momento en el que de hecho sigue habiendo tauromaquia, no hay momento en que no sueñe que mi saco es una casaca, el intro de una canción, podría bien ser parches y metales y culminar con vive y el público de pie, podrían bien ser en mi vida cotidiana, mi salida a hombros de cada plaza, por qué siempre he sido torero, por qué siempre he sido cantante y cuando canto lo hago al natural como se torea y cuando toreaba lo entregaba todo, como se canta, por qué la única diferencia que yo encuentro cuando canto y cuando toreo, es que toreando me jugaba la vida, y cantando la dejo en el escenario".
Fuerte y claro, dijo que Zacatecas lo vio cantar, y lo vio torear, y con ese cariño labrado en la piel, quiere, que su voz, sea la portadora de la defensa de la tauromaquia, es, “momento de defender nuestra fiesta. El futuro de la tauromaquia está en ese niño que juega a ser torero con un toro imaginario embistiendo al trapo viejo. Yo soy José María Napoleón y con orgullo les digo que he cumplido mis sueños en la vida pero uno de los más bellos ha sido ser torero", afirmó.
Y también dedicó palabras para la defensa de la tauromaquia:
Zacatecas me ha visto cantar, pero también torear. Defendamos nuestra Fiesta. ¡El futuro de la tauromaquia está en ese niño que juega a ser torero con un toro imaginario, embistiendo al trapo viejo!"
Al final, la letra de su autoría, "Vive" sonó con la misma fuerza con la que un toro embiste, con esa templanza y esa verdad, para así cerrar con broche de oro una velada que perdurará en la memoria de los privilegiados que pudimos verle así al natural, a corazón abierto.