Una vez concluida la parte medular de la temporada madrileña, la gente sigue hablando de Andrés Roca Rey que, sin llegar a salir a hombros este año de Las Ventas, terminó por reivindicar su posición de primera figura del toreo, tras la actuación en la corrida en memoria de José Cubero "Yiyo", y luego de dos primeras comparecencias en las que no había terminado de convencer al público.
En esa última corrida del 11 de junio, el grado de exigencia al que se vio sometido fue muy duro, y más todavía si se considera que en el cuerpo llevaba una cornada cerrada, producto de la paliza sufrida el viernes anterior en Toledo, y de la que no se había querido operar para no perder la fecha de Madrid, sabedor de que esa era su última carta para mantener intacto su caché de cara al resto de la temporada.
De hecho, ni siquiera desistió de torear la corrida de Granada al día siguiente de su paso por Toledo, a pesar de encontrarse lesionado. Así que la corrida de Las Ventas fue un interesante punto de inflexión cuando Roca Rey llevó su estado físico y emocional al límite, y acabó imponiéndose a las protestas de los intransigentes aficionados del Tendido 7, que fueron acallados por el resto de la gente, emocionada por el grado de entrega del peruano.
Porque el sexto toro de aquella corrida, del hierro de Victoriano del Río, lo obligó a superar esta tremenda prueba, sin duda la más difícil que había enfrentado en su carrera, en un arrebato de amor propio que estuvo a punto encaminarlo al desfiladero de la inmolación. De eso y mucho más están hechos los toreros.
Días más tarde, en otro escenario –la plaza de Colmenar Viejo– y en distintas circunstancias, otro torero americano, en este caso Isaac Fonseca, protagonizaba una gesta histórica por distintos motivos. Primero, porque desde la época del maestro Fermín Espinosa "Armillita" ningún mexicano se enfrentaba a seis toros en una corrida en España; segundo, porque en el tercero resultó herido grave y no se rajó.
A pesar de encontrarse mermado, Fonseca hizo lo mismo que Roca Rey: llevó sus capacidades al filo del abismo y concluyó aquella inesperada encerrona de una manera brillante al ganar la Copa Chenel y el puesto vacante en la Corrida de la Hispanidad del próximo 12 de octubre en Madrid.
¿A qué sería bonito ver a Roca Rey y a Fonseca juntos ese día en Las Ventas? Bueno, tratándose de un festejo con cariz internacional, desde luego que dicha fórmula tendría un gran significado, y más todavía si… –dicen que soñar no cuesta nada– también Sebastián Castella encabezara la combinación, como el gran triunfador de la Feria de San Isidro, llevando la representación de la tauromaquia francesa.
Pero ya sabemos que eso no va a ocurrir y, de momento, lo único seguro es que Fonseca estará ahí, casi cinco meses después de haber confirmado la alternativa, y con la ilusión, como siempre, de abrir la Puerta Grande para el toreo de México.