La Feria de San Isidro avanza y en los días anteriores se han visto cosas interesantes, sin que todavía surja esa faena mágica que deja una huella profunda. Sin embargo, algunos toreros han rayado a buen nivel –y otros no tanto–, en unos festejos condicionados por las fuertes y constantes ráfagas de viento que han impedido mayor brillantez en el acabado de determinadas faenas.
En el renglón ganadero varios toros han tenido ese juego boyante y encastado que tanto gusta al público de Madrid, como fue el caso de "Valentón", del hierro de Garcigrande, delante del que Emilio de Justo se reencontró con el triunfo, en la misma plaza donde el año anterior estuvo a punto de quedar paralítico.
El toro más bravo lidiado hasta ahora ha sido "Cartelero", de José Escolar, que también recibió el premio de la vuelta al ruedo, la primera en el historial de esta divisa y fue un fiel representante del encaste Albaserrada al que se enfrentó un esforzado Gómez del Pilar, que sólo cortó una oreja y, por momentos, se vio desbordado por la codicia de un toro criado por el suegro del maestro José Pedro Prados "El Fundi".
Distintos banderilleros han toreado de capote con mucho temple, y otros han lucido su destreza con los palos, en una demostración de que en la actualidad existen muy buenos profesionales a las órdenes de los jefes de filas. Mención especial merecen José Chacón, con capote y banderillas, lo mismo que Juan Navazo o Javier Ambel, entre otros que han sobresalido. Es un lujo verlos torear, pues su presencia en el redondel enriquece el interés de la lidia, sobre todo en esas corridas donde escasea el lucimiento en una plaza donde hay que ser pacientes a que salga el toro que embiste como gusta al público, y hasta que un torero le planta cara con desmedido arrojo.
La feliz mañana de Marco Pérez ha tenido un sabor especial, gracias a la concurrida presencia de jóvenes y niños a los tendidos de la plaza, aunque su salida a hombros por la Puerta Grande, luego de finalizar una clase práctica con tres erales, ha generado cierta controversia. No hay que perder de vista que la "fiesta" estaba preparada para que el novillero de Salamanca demostrara una sabiduría taurina más propia de una figura del toreo que de un torero de 15 años.
Porque su apabullante despliegue técnico y artístico, tal vez sea equiparable al que demostró en su día el maestro Fermín Espinosa "Armillita" en "El Toreo" de la Condesa con la misma edad, y donde el 29 de agosto de 1926 conquistó el primer rabo concedido a un novillero en dicho escenario –casi 20 años después de que la plaza se había inaugurado–, de un ejemplar de la ganadería de Piedras Negras.
Las magníficas entradas que ha registrado la plaza en este primer bloque de corridas, con un promedio de 21 mil espectadores por corrida, algo así como el 92 por ciento del aforo cubierto, es la mejor noticia para la tauromaquia en una época en la que ésta pretende volver a erigirse en un asunto relevante para un amplio sector de la sociedad, y la Feria de San Isidro es un extraordinario escaparate para conseguir tal propósito.