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El Charro celebra 50 años de alternativa

Lunes, 17 Abr 2023    Monterrey, N.L.    Martín Banda | Corresponsal   
El torero regiomontano rememoró episodios de su carrera taurina
Este sábado 15 de abril, el matador de toros en retiro José "El Charro" García cumplió 50 años de haber tomado la alternativa en Monterrey. Considerado como un artista valiente y de mucha entrega, El Charro figuró en una etapa del toreo en la que la pelea por posicionarse en los sitios de privilegio y en el gusto de la afición era fuerte.

Nacido el 22 de octubre de 1951 en Monterrey, García fue el último matador regio en doctorarse en la antigua plaza de toros "Guadalupe" (habiéndose inaugurado ya la Plaza Monterrey), el 15 de abril de 1973, de manos de Mauro Liceaga y Ernesto San Román "El Queretano".

El toro de la ceremonia se llamó "Sereno", con 520 kilos y perteneciente a la ganadería de Matancillas. A este le cortó una oreja, su segundo toro fue devuelto por manso. "Llegué a la fiesta brava sin antecedentes taurinos, yo fui el único loco", señala el maestro, cuya familia la integraban cinco hombres y dos mujeres.

Su debut como novillero fue el 1 de octubre de 1968, en la plaza de toros de Cadereyta y a partir de ahí logró sumar 165 festejos menores.

"Había veces que toreaba hasta tres novilladas veces por semana. Muchas plazas estaban activas y se daban temporadas completas de hasta 12 novilladas y la de triunfadores por el Estoque de plata. Aquí tengo uno que me gané en la Plaza Monterrey", relata jubiloso.

De aquella camada de novilleros que apuntaban a ser prósperos matadores de toros, figuraban los nombres de Curro Leal, José Antonio Velázquez, Marcos Ortega, José Luis Medina, Enrique Ponce de León, Enrique Fernández y José Manuel Montes, entre otros.

Con Adame recorrió muchas plazas, e incluso alternó con él en la México cuando "El Grande" recibió aquella grave cornada en el cuello. A él precisamente le ganó el Estoque de Plata en cuestión, en un mano a mano en Monterrey.

"Permanecí en activo por aproximadamente 10 años, ya que dejé de torear en 1983. En total habré toreado unas 45 corridas. Mi carrera fue de muchos triunfos, tanto aquí como en la Guadalupe, Cadereyta, Reynosa, Piedras negras, Ciudad Acuña, Guadalajara, Aguascalientes, Ciudad Juárez, Tampico, castaños, etcétera".

Dijo que entre sus presentaciones más memorables están las tres novilladas que toreó en la Plaza Monterrey, desde su presentación que cortó cuatro orejas y un rabo. Luego lo repitieron y cortó otras cuatro y en la tercera, inmediata, cosechó otras tres orejas.

"Mi estilo siempre fue tremendista. Me gustaba mucho el riesgo, por eso es que la gente me quería, iba a verme y se metía a la plaza. La prueba está en los entradones que se hacían. Cuando uno le pone ganas a lo que haces eres importante en todos lados. Con ganas y afición la gente te quiere, por eso llenábamos las plazas. Hoy, a 50 años de mi alternativa y cuando hay mucha gente que no me vio torear, qué mejor recomendación de toda esa gente que me conoce y me vio torear".

Cuenta El Charro que no tuvo ceremonia de retiro de los ruedos, simplemente dejó de torear, a consecuencia de un percance grave que tuvo en Cadereyta.

"Fue un golpe que me dio un toro en la columna en Cadereyta, en un pase que hice de espaldas de rodillas, el toro me descubre la muleta y me prensa contra las tablas.  Perdí el conocimiento y cuando me metían a la enfermería escupí sangre y pensé que me había reventado un pulmón. Afortunadamente, no pasó así". 

Señaló que en ese momento decidió que volvería a torear una corrida más y que sería la última. "Decidí que sería en la misma plaza donde debuté como novillero. Fue al lado del rejoneador Abraham Treviño y de Curro Leal". 

Y a pesar de que el empresario le había firmado un contrato de 10 corridas de toros y le había adelantado el cincuenta por ciento, la decisión estaba tomada y no volvió a torear jamás, ni en ganaderías, ni en tentaderos. 

En su carrera tuvo cuatro cornadas: en Monterrey, una grande de 105 centímetros, de tres trayectorias que le atravesó el muslo y le llegó hasta la ingle; otra en Cadereyta, en la boca, al ejecutar un farol de rodillas; una más en Tampico, debajo de la cadera del lado derecho, y la cuarta en Piedras Negras, limpia de 12 centímetros que le pasó rozando la femoral.

Cuestionado si no extraña el mundo de los toros, responde: "Lo extrañé un momento. Extrañas cuando no tienes qué hacer, pero cuando tienes algo con que entretenerte, lo vas dejando. Siempre he tenido con qué entretenerme, tengo un ranchito, un criadero de caballos y caballeriza. No me quiero acercar al ambiente de los toros porque te llama mucho la atención, la gente y te convencen. Al principio me ofrecían festivales a beneficio. Invitaciones a tientas, a ganaderías, me invitaban a reuniones y mientras no esté en el tentadero no te pasa nada", señaló.

Indicó que la publicidad es muy importante, y aunque ahora la empresa le tiene mucha fe a las redes sociales, no es lo mismo como antes.

"Ahorita no hay empresarios con afición, sino que hay empresarios con ambición del dinero, del negocio, pero dejan de lado el espectáculo y a la afición.  Ojalá que no desaparezca la fiesta porque la cosa está muy crítica, tanto aquí como en otros estados. Es una lástima ver una plaza vacía… ese es el coraje que me da a mí cuando voy a alguna corrida", finalizó.


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