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El comentario de Juan Antonio de Labra

Jueves, 15 Dic 2022    CDMX    Juan Antonio de Labra | Opinión     
...La acertada elección del ganado en una encerrona es fundamental...
Durante el año 2022 que está llegando a su fin, tres matadores de toros han tomado la decisión de torear una encerrona: Uriel Moreno "El Zapata", el 15 de octubre en Apizaco; Isaac Fonseca, el 2 de noviembre en Morelia y, ahora, Octavio García "El Payo" el día de Navidad en la plaza “Santa María” de Querétaro.

En el caso de El Zapata, éste optó por lidiar una corrida de Piedras Negras, mientras que Fonseca se decantó por elegir toros de distintas ganaderías. El Payo enfrentará ejemplares de dos distintas divisas: tres de Fernando de la Mora, una de sus ganaderías favoritas, y tres más de Río Tinto, hierro de nuevo cuño, propiedad de Miguel Barroso, formado con simiente de Jaral de Peñas, de encaste Domecq.

Resulta significativo observar el planteamiento de las tres encerronas, y la elección del ganado en cada una de ellas. Y si en la de Uriel se echó en falta mayor presencia de algunos de los toros, los que toreó Fonseca tuvieron un trapío que iba más acorde con un acontecimiento que generó mucha expectación.

La acertada elección del ganado en una encerrona es fundamental para que las cosas salgan como se pretende, pues no deja de ser una gesta de considerables proporciones, tanto en el aspecto físico como en el resultado artístico de la tarde. Es un alarde que pretende marcar una diferencia.

Asimismo, es relevante comentar que El Zapata se encerró en Apizaco con motivo de los 25 años de alternativa que no había podido celebrar en 2021 por la pandemia, y lo hizo como un auténtico veterano curtido en mil batallas, a la edad de 47 años. Por su parte, El Payo llega a este compromiso con 33 años cumplidos y 14 de haberse doctorado, ahora más maduro como hombre y como torero y, sobre todo, más profundo como artista.

Y Fonseca desafió todo pronóstico coherente apenas en el primer año de haber dado el salto al escalafón de los matadores y así fue como cumplió con un importante reto a los 24 años. En los tres ejemplos mencionados el objetivo es el mismo que suele buscarse en corridas de este formato: dar un fuerte golpe de impacto entre la afición y los profesionales.

Así que torear una encerrona no es tarea fácil ya que, por principio de cuentas, hay que considerar el interés que pueda generar ver a un torero sin alternantes y que la asistencia de público sea buena. Además, hay que procurar que la tarde sea una convincente demostración de capacidad y, también, que el resultado artístico vaya en consonancia con el gran esfuerzo realizado.

El domingo 25 de diciembre, El Payo tiene una cita con su propio destino: lidiará seis toros en solitario en su tierra, donde será el primero en conseguirlo. Por ello, se trata de una corrida que tiene su miga por lo que representa en sí misma, amén de que se realizará en una fecha emblemática del calendario taurino mexicano.


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