Luis era un hombre comprometido con la Fiesta, buen ranchero y muy generoso con la ayuda que siempre brindó a todo mundo en sus tientas, por lo que gran parte de la torería de Monterrey pasó por su placita del rancho, ya fueran figuras consagradas o toreros de nuevo cuño, algunos, inclusive, llegados desde otros lugares de México.

Sus restos serán incinerados en la funeraria Capillas Marianas Gayosso, de San Pedro Garza García, en un evento privado. Posteriormente, se hará saber el día en que se realizará una misa para recibir el pésame.

Desde aquí enviamos nuestro más sentido pésame a toda su familia, especialmente a su viuda, doña Teresa, así como a sus hijos Teresa y Alonso, a los que inculcó su amor por el toro y el campo. Descanse en paz tan entrañable amigo y excelente ganadero.