Guillermo Veloz Pérez tiene 12 años de edad y quiere ser torero, por tal motivo, visitó Madrid en compañía de su padre, matador de toros del mismo nombre, quien le inculcó la afición la cual fomenta todos los días entrenado al interior de la plaza "Rodolfo Rodríguez "El Pana".

A pesar de su corta edad tiene el objetivo claro que quiere ser figura, la Fiesta Brava lo forma como ser humano y profesional, inculcándole valores como el trabajo, la constancia y la disciplina que son reforzados con la técnica que asimila bajo la tutela de su maestro el matador Jesús Villanueva.

"Hay muchas cosas que me hacen feliz pero nada me hace tan feliz como el toreo. Lo mas malo que te puede pasar no es un percance, eso incluso es un orgullo, lo más malo sería no saber que hacer, que te chiflen y no triunfar".

Los padres del torero están conscientes de los sacrificios que implica la profesión taurina, la cual alterna con los estudios escolares, mismos que son requisito indispensable para cumplir su sueño de convertirse en un referente dentro de la baraja de toreros de nuestro país.

"El toro es un animal precioso, todos los toreros sienten miedo, pero el miedo se controla. Le dije a mi papá que un día le voy a gradecer a mi familia brindándoles un toro en Madrid y a los 17 años pondré esta plaza de cabeza", finalizó.