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Muere el maestro Litri a los 91 años

Miércoles, 18 May 2022    CDMX    Juan Antonio de Labra | Foto: Lecturas.com   
La gran figura del toreo de los años cincuenta del siglo XX
El maestro Miguel Báez Spuny murió este miércoles en su casa de Madrid, de causas naturales, cuando contaba 91 años, y su partida deja un hueco muy grande entre los toreros de los cincuentas que cubrió una época importante después de la desaparición de Manuel Rodríguez "Manolete".

De hecho, el famoso apoderado del Monstruo de Córdoba, José Flores "Camará" reapareció en la escena taurina tras la tragedia de Linares para hacerse cargo de los poderes de un de las parejas novilleriles más exitosas de la historia, la que Litri conformó con Julio Aparicio.

Nacido en Huelva el 5 de octubre de 1930, Litri sintió el llamado del toro desde muy temprana edad, ya que su padre, del mismo nombre, había sido matador de toros en los albores del siglo XX, y de hecho también vino a torear a México a la plaza de El Toreo de la Condesa.

Báez Spuny debutó como novillero el 17 de agosto de 1947 en Valverde del Camino, y al poco tiempo, gracias a un toreo arrebatado y de mucho valor, escaló peldaños de manera fulgurante y su carreras se consolidó en 1949 de la mano de Camará, que le contrató un total de 114 novilladas en ese año con dos Puertas Grandes en la plaza de Madrid.

Con un ambientazo y triunfos por doquier, El Litri, como le llamaban, tomó la alternativa a la plaza de Valencia, el 12 de octubre de 1950, fecha en la que también se doctoró Julio Aparicio de manos de un veterano Joaquín Rodríguez "Cagancho", con el toro "Pendolito" de la ganadería de Antonio Urquijo.

Confirmó en la plaza de Las Ventas el 17 de mayo de 1951 (hace 71 años), siendo su padrino el maestro Pepe Luis Vázquez, quien le cedió la muerte de toro "Desagradecido" de Fermín Bohórquez, ante la mirada de Antonio Bienvenida, que fungió como testigo.

A México vino precedido de una inmensa campaña propagandística, pero la tarde de su presentación en la Plaza México el público le cayó encima porque el encierro de Pastejé elegido para la ocasión, resultó ser chico y no gustó al público que, tras haber creado una enorme expectación, aquello le pareció una tomadura de pelo.

En esta tarde alternó con su paisano Alfredo Jiménez, en una doble ceremonia de confirmación de manos de Silverio Pérez. El Litri toreó a los toros "Poblano" y "Mechudo", que saltó a la arena en sustitución de "Tequilero", un toro de 425 kilos que fue devuelto por su falta de trapío. Al domingo siguiente, el 16 de diciembre, toreó una segunda corrida, en este caso del hierro de Xajay, en compañía Luis Briones y Rafael Rodríguez, pero sin obtener resultados favorables.

Sin embargo, en la Feria Guadalupana de 1956 tuvo oportunidad de sacarse la espina tras cuajar al toro "Barba Roja", de San Mateo, un toro de pelo castaño oscuro al que le formó un lío antes de volver a la Plaza México, donde toreó dos corridas: una de Zacatepec (el 13 de enero de 1957) y otra de Piedras Negras (el 3 de febrero siguiente). En esta se topó con el bravo "Dancero", al que hizo una gran faena. La cabeza de dicho ejemplar se conserva disecada en los corredores de la legendaria finca tlaxcalteca.

Tras varias retiradas y reapariciones, en una carrera que, andando los años no tuvo la misma continuidad de sus primeras temporada, El Litri siempre mantuvo intacta su vitola de figura y, por tanto, sus pretensiones económicas y el impacto que producía en los públicos.

Su última aparición vestido de luces fue en Nimes, el 26 de septiembre de 1987, cuando, a los 56 años de edad, decidió darle la alternativa a su hijo, el mismo día que Paco Camino le cedió la borla de matador de toros a Rafael, en una curiosa ceremonia doble en la que participaron cuatro espadas, dos padres y dos hijos, en un hecho sin precedentes.

Desde entonces se dedicó a su ganadería y a ver toros en distintas ciudades, en las que se paseaba para ser admirado por quienes lo recordaban de sus años vestido de luces y también de las nuevas generaciones que escucharon hablar o leyeron las hazañas de un torero valiente a carta cabal, dueño de un arrojo impactante y un forma de hacer el toreo que rayaba en el tremendismo.

Desde estas líneas queremos expresarle nuestras condolencias a su hijo Miguel Báez "Litri", así como al resto de su familia y amigos. Descanse en paz el pundonoroso maestro de Huelva.


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