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El toro brilla por su presencia

Domingo, 10 Abr 2022    CDMX    Héctor Fernando Martínez | Opinión   
A propósito de "Radicalismo y Tauromaquia" de Antonio Casanueva
He leído el libro "Radicalismo y Tauromaquia", quiero felicitar al autor, primero por su osadía para escribir un libro así, para la divulgación, en el sentido heroico de la palabra, ante nuestro contexto de sensibilidad ecológica y sentimientos pro-animal, donde él se sabe inserto, y,  al mismo tiempo me felicito por haberlo leído.

Para mí, teólogo biblista, pedagogo, pastor y misionero, ha sido un deleite por la forma en que está escrito y un crecimiento cultural por el fondo, en su planteamiento hay un rigor intelectual que se agradece. Decía la escritora estadounidense Louisa May Alcott —la autora de "Mujercitas"— que el debate es masculino, mientras que la conversación es femenina. Si esto es así, de la conversación esperamos que engendre y de a luz lo que pensamos y guardamos en nuestro interior, lo que somos, más allá de ideologías y poses externas. Creo que este libro es mas una invitación al conversar que al debatir.

La posición del autor es respetuosa, abierta al diálogo pero firme en su convicción humanista logrando comunicar la pluridimensionalidad de la Tauromaquia y su desarrollo histórico, desarrollo complejo y pleno de matices tanto en aspectos culturales, religiosos, estéticos y de identidad, por señalar algunos. Por ello a lo largo del libro se subraya que lo que está en juego es mucho más que la afición y gusto por la fiesta brava o la aversión al maltrato animal de quienes se sustentan como  opositores.

El autor atiende la opinión y el derecho de los radicalistas pero no que esa opinión se finque, las más de las veces, en la ignorancia, la moda, la manipulación ideológica y por tanto con intereses más o menos encubiertos. Convence porque no impone ni trata de hacer una apología sin más y por eso su libro es altamente recomendable, hace de su libro una enciclopedia de bolsillo, permítaseme el término, no para el antojo del discurso a modo sino para la apertura a las perspectivas de un tema polémico de siempre, perspectivas que apuntan a la historia, al humanismo, a la estética, por eso era ineludible presentar la fuente que ha sido la Tauromaquia para el arte, algo que a otros espectáculos y deportes les queda lejos. En lo personal, siempre me ha maravillado la música, la dramaturgia, la poesía, la escultura, la arquitectura, la pintura, por mencionar lo clásico que deviene de la fiesta brava, potosino como soy no me podía ser indiferente.

El animalismo es un reduccionismo ante lo complejo de la realidad (cosa que nos hace ver el autor) con postulados de media verdad como todas las ideologías, es fruto de la uniformidad y de la visión urbana artificial de la vida y así enfoca el sacrificio del toro. El libro por el contrario da una visión no aislante y menos, aislada, es decir, no desliga el problema de la totalidad de la vida, trata de abordarlo en su conjunto, la experiencia que refiero puede dar luz al respecto: en la Tarahumara, el sacrificio de la vaca o el toro en la fiesta religiosa tiene un simbolismo de comunión con Dios, se agradece al Dios Padre-Madre el alimento pero también se le ofrece a Dios de comer, la carne sacrificada, y se le da de beber, la bebida sagrada, la cerveza de maíz, es un Dios Pobre de un pueblo pobre donde la riqueza humana primigenia es el compartir, porque se da este compartir ¡hay fiesta! Junto a con elementos como la danza que es oración en una vigilia que supone una resistencia al cansancio y al frío, pues se danza toda la noche.

Nadie osará hoy decir que son manifestaciones primitivas de relación con la divinidad porque precisamente esa acción de dar de comer y beber a Dios produce humanidad, reconciliación en la comunidad y alegría de ser pueblo con identidad. Quise recurrir a esta experiencia como misionero en Tarahumara porque el humanismo, tener a la persona como centro, sigue siendo el paradigma de una vida digna y feliz.

Esta reseña mínima, que habla más de mi emoción que del contenido del libro quiere ser interpretación de la intención del autor: Antonio Casanueva Fernández. Para nada soy un experto en Tauromaquia pero sí en Hermenéutica. En la fiesta brava y en la historia de las religiones el toro brilla por su presencia, se encuentra como protagonista fundante en mitos originarios, en liturgias de cultos en distintas latitudes y épocas.

En el Israel bíblico está relacionado con la búsqueda de seguridad ante el desafío de la fe que los profetas entienden más como confianza así como  relacionado con la fertilidad y abundancia es siempre una figura de tentación, paradójicamente es también signo religioso de la misericordia, incluso el Evangelio de Lucas, el más humano de los evangelios tiene como símbolo un toro.

Agrego como punto final que Antonio indica en la introducción de "Radicalismo y Tauromaquia" que no busca crear prosélitos, celebro decirle que seguiré con interés y mirada de neófito la fiesta brava. Y que voy a estudiar ese paso del toro por la Biblia, que es mi gran pasión como teólogo-pedagogo y seguidor de Jesús y de esto le hago responsable, en la alegría de volvernos a encontrar y conversar.


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