El popular y querido mozo de espadas Felipe Olmos, falleció ayer a los 75 años, en su casa de la Ciudad de México, como consecuencia de las secuelas que le dejó el Covid-19, así como una profunda depresión sufrida en los últimos meses.

Ya el año pasado había estado muy grave, aquejado de la enfermedad de la que se había contagiado en el mes de agosto, y entre la familia taurina se hizo un llamado para tratar de aportarle ayuda económica, debido al elevado costo de los tanques de oxígeno que utilizaba, así como el tratamiento médico que lo sacó adelante.

Sin embargo, nunca se recuperó por completo y no pudo volver a trabajar. Este hecho lo llevó a padecer una depresión que también agravó su estado general de salud, hasta que ayer, sobre las 02:00 horas, falleció en su casa de la colonia Minas de Arena, próxima a la estación de autobuses del poniente.

Durante su juventud, Felipe anduvo corriendo la legua en el intento de ser torero. Andando el tiempo se convirtió en colaborador de varios toreros, además de encargarse de reparar avíos de torear. Como mozo de espadas anduvo a las órdenes de varios toreros y novilleros mexicanos, así como de figuras extranjeras como Nimeño II, César Rincón o Manuel Caballero, con los que fungía como ayuda de mozo de espadas, chofer o lo que hiciera falta, pues era un hombre trabajador y servicial.

Asimismo, daba clases de toreo de salón y en años recientes estuvo vinculado a la carrera del matador zacatecano Jorge Delijorge, con el que colaboraba estrechamente y al que le unía una amistad.

Su cuerpo fue trasladado al Panteón de Dolores, donde se ofició una misa de cuerpo presente antes de ser cremado. Su familia solicita ayuda económica quien quiera aportarla en la tarjea de débito de BBVA, número 4152 3138 0471 5279, a nombre de Violeta Olmos Cabrera, sobrina de Felipe.

Desde aquí enviamos nuestras más sentidas condolencias por la pérdida de uno de esos personajes taurinos que cada vez quedan menos. Descanse en paz.